El 15 de mayo nuestro pueblo palestino conmemora el 73 aniversario de la Nakbah, la gran catástrofe, refugio, desplazamiento y persecución al que fue sometido a través de la mayor conspiración de la historia moderna. Durante estos años nuestro pueblo forjó el mito de su constancia y supervivencia y lucha, y preservó su sueño de regresar a los hogares de los que fueron refugiados, grabó en la mente y la conciencia de sus hijos y nietos el amor a la patria de Palestina, la supervivencia y la continuidad, el derecho al retorno, resistencia, a la injusticia y la no sumisión, y planteó su lema de poner fin a la ocupación y la construcción del Estado independiente y soberano de Palestina, con su capital Jerusalén Oriental.
Nuestro pueblo ha resistido desde la Nakbah y todavía está resistiendo la maquinaria israelí de matar y destruir, y sus amplias direcciones representadas por las bandas sionistas y colonos que ahora están a la cabeza del Gobierno israelí, quienes practican las mismas violaciones y crímenes de guerra de aquel 15 de mayo de 1948.
Las lecciones de la Nakbah y su dificultad siguen siendo una guía para nosotros a fin de trabajar para acabar con la injusticia y la persecución de nuestro pueblo. El recuerdo del campamento y el refugio hizo que los refugiados fueran verdaderos defensores de su la causa, la causa de la justicia, el derecho del retorno y la ley, y se hicieron los sacrificios más elevados para romper el proyecto colonial israelí apoyado por los «aliados de Israel».
La Nakbah fue una gran operación organizada de limpieza étnica, el desarraigo demográfico y la destrucción de la historia, la cultura y el patrimonio palestinos, que causó la destrucción de 531 aldeas palestinas, el control de la fuerza y el terror sobre el 78% de la tierra histórica de Palestina y la perpetración de 71 sangrientas masacres que mataron a casi 15 mil personas y conllevó al refugio de otras 950 mil en campos de refugiados, cuyo número hoy, después de 73 años de la Nakbah, ha superado los siete millones de refugiados distribuidos por todo el mundo, la mayoría de los cuales todavía vive en 58 campos de refugiados palestinos en Palestina y los países vecinos.
Nuestro pueblo lucha por seguir en su tierra y su patria, porque la narrativa palestina de la historia permanezca viva, protegida por los sacrificios y la firmeza del pueblo, con una fe absoluta en la inevitabilidad histórica de la victoria de los pueblos sobre la ocupación, la injusticia y la opresión. Tenemos que asegurar un lugar para la historia Palestina en la agenda mundial, independientemente de sus diferentes intereses, utilizando la cultura, la literatura, las artes, los medios de comunicación, la tecnología y cualquier medio y creatividad disponibles para llevar esa narrativa a todos los lugares.
Debido a la Nakbah nuestro pueblo afirmó que estaba, está y seguirá apegado a la tierra palestina, creyendo en la inevitabilidad de la victoria y la obtención de la libertad y la independencia, y decidido a defender su derecho al retorno, sin importar cuánto tiempo pase; y por grandes que sean los sacrificios, continuaremos la batalla de la lucha hasta la victoria.
La comunidad internacional, en el 73 aniversario de la Nakbah, debe y tiene la obligación política y moral de asumir sus responsabilidades para poner fin a los efectos de la Nakbah, que se base en el Derecho Internacional y que se ponga del lado de la verdad y la justicia y apoye la lucha del pueblo palestino para lograr sus derechos nacionales sujetos a la autodeterminación, la independencia, y así poner fin a la ocupación israelí. Requerimos la estabilización del Estado independiente y soberano de Palestina, con su capital Jerusalén Oriental, y el derecho al retorno de los refugiados con base en la Resolución 194 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, como cualquier pueblo del mundo.
La Nakbah es la mayor operación de desarraigo y desplazamiento, la mayor tragedia humana, en la historia de la humanidad.
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Mahmoud El Alwani Embajador del Estado de Palestina en Bolivia
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