Unámonos, unámonos, unámonos: el legado del padre Sandino vive

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Es la voz de Sandino que resuena en las montañas de Matagalpa, en Managua, combatiendo a los grupos violentos que intentan arañar la paz que el pueblo de Nicaragua construye a puro pulmón, con solidaridad, trabajo, con enfoque de género, generacional, multicultural, multiétnica, multilingüe.

Unámonos para continuar construyendo un presente y futuro de dignidad expresa el comandante Daniel, sandinista de convicción y corazón.

Es la hora de continuar juntando todas las manos y brazos con infinito amor por Nicaragua, para diezmar de raíz la inequidad que quiere hollar con dolor la patria de Sandino, que nació para ser libre, como el vuelo de las gaviotas que el hegemón norteamericano quiere truncar su vuelo.

Juntar fuerzas es el compromiso y deber, para alzar la voz del pueblo que ama la paz, su soberanía en el Océano Pacífico y el Mar Caribe.

“Seamos todos y todas como un hormiguero”. ”Juntemos todos ponzoña y ponzoña. Juntemos todos dolor con dolor. Un granito de arena y otro granito de arena y otro y otro y otro”.

Una llama se enciende y otra llama responde en la lucha contrahegemónica a la subversión política e ideológica imperialista, convertida en maquinaria de asedio y exterminio de nuestros pueblos.

Ni su guerra de cuarta generación podrá destruir la voluntad soberana de todo un pueblo que ama la integración, la vida en abundancia. 

En Nicaragua no manda el gobierno federal de los Estados Unidos, ni los complejos militares, industriales, financieros, ni la Reserva Federal, ni el orden norteamericano, ni el establecimiento y consenso de Washington, ni las órdenes ejecutivas de los diferentes gobiernos, republicanos o demócratas, con la constante y alevosa injerencia de la OEAlmagro, operadora política y punta de lanza para pisotear la libre determinación de los pueblos con transgresión y vulneración de sus derechos humanos. Es el pueblo que, por mandato constitucional, día a día construye su futuro con desarrollo humano, social y económico soberano. 

Desde el Lago de Nicaragua, su dulce mar, el monte y la montaña, el Mar Caribe, inspiración profunda del poeta de Iberoamérica, Rubén Darío, y el padre Sandino, que le propinó un duro golpe al águila calva norteamericana, el comandante Daniel sigue el camino trazado y jamás perderá el horizonte del futuro, porque Nicaragua es una patria pigmentada de pueblos y culturas, de saberes, resistencia y rebeldía. Cada día, cada nuevo amanecer, es una batalla para seguir diezmado la injusticia que pretenden perpetuar los enemigos de la paz. El odio, el asedio, injerencia y violencia no podrán erosionar el derecho humano a vivir en paz de Nicaragua.

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Luis Ernesto Guerra Analista político y activista de Derechos Humanos

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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