Con cuarentena o sin ella, el coronavirus o Covid-19 se ha convertido en una especie de elemento ideológico, donde lo comunicacional se adapta a lo que el opinador cree que es su verdad. Sin embargo, no podemos dejar a un lado la historia. Y es que, precisamente, estamos ante una nueva fecha del 11, 12, 13 y 14 de abril de 2002, donde pareciera que nadie ha aprendido esa lección, a pesar que han transcurrido 19 años del golpe de Estado en Venezuela, el que la oposición encabezada por Pedro Carmona Estanga sacara brevemente al comandante Hugo Chávez del gobierno.
Si no tuviéramos un liderazgo presidencial encabezado por Nicolás Maduro, y otro político representado por Diosdado Cabello, quienes en cada presentación por los medios de comunicación recuerdan esa fatídica etapa de nuestra historia republicana, ya muchos hubiesen saltado la talanquera y estarían alineados con la peor oposición que haya tenido el país.
Y qué mejor forma de convertir esta crónica de un pasajero urbano, en un elemento de buena literatura contemporánea, tal como la narra el excelentísimo exembajador de Cuba, Germán Sánchez Otero, en su libro «Abril sin censura», sobre las implicaciones de personajes del submundo político nacional que construyeron un golpe de Estado los días 11 y 12 de abril, para llevarnos a una “guerra civil”.
Estamos otra vez en un nuevo 11 de abril, fecha fatídica para la historia universal de los pueblos, donde los venezolanos, en el 2002, le dijimos No a quienes usufructuaron el poder por casi 48 horas, con un personaje gris que pasó a llamarse Pedro el Breve, hoy huésped de la anacrónica Nueva Granada, cuna de tantas traiciones contra nuestro Libertador Simón Bolívar.
Este 11 de abril, son 19 años del golpe de Estado contra el comandante de la Revolución, Hugo Chávez. Son los mismos protagonistas que instalados en Estados Unidos, Colombia, España, Chile, Perú, entre otros, se han apropiado indebidamente, con la aprobación del Imperio norteamericano, de nuestras riquezas, en respaldo al gobierno imaginario de Juanito Whitedog, quien no deja de cejar en sus sueños de que es un presidente legítimo y constitucional, producto de las maniobras y esquizofrénicos “jalabolismo” de la sociedad civil, representado por una oligarquía nacida en el Este de Caracas, una Fedecámaras, copia al carbón de la compañía Guipuzcoana; una Iglesia católica, enquistada en la Conferencia Episcopal Venezolana al mejor estilo del arzobispo Narciso Coll y Pratt, arengista del temible José Tomás Boves, una CTV que sigue siendo el brazo armado de Henry Ramos Allup; de un Colegio Nacional de Periodistas (CNP), presidido por un sujeto que jamás en su vida ha cubierto una rueda de prensa, pero ha convertido el CNP en un antro de perros de la comunicación, constructores, a través de la mediática, de escenarios irreales de guerra civil y todo lo que permite el nuevo modelo comunicacional por medio del fake news. Y lo digo con todo el derecho que me asiste como miembro del CNP.
Son 19 años de aquel 11 de abril, donde la derecha venezolana produjo la mayor cantidad de muertos que aún esperan justicia. Hoy seguimos frente a un escenario, donde lo que queda de la ultraderecha venezolana, con el apoyo directo del Imperio norteamericano, encabezado, primero, por Donald Trump y ahora el senil Joe Biden, dicta decisiones de quién debe gobernar a Venezuela, porque una mañana se levantó como un remedo de coronavirus para llamar a un gobierno de transición.
Anthony Blinken, actual Secretario de Estado de Estados Unidos, remedo de Henry Clay, enemigo acérrimo del padre de la patria, pero íntimo de Francisco de Paula Santander, llamado en esa época por James Monroe el hermano menor de los Estados Unidos, ha dicho: «el bloqueo contra Venezuela continuará». Pero pareciera que ese bloqueo lo vive el pueblo norteamericano, con el aumento diario de casos de Covid-19, que lo califica, como dicen ellos, en el primer mundo en todo. Y, ciertamente, ahora son los primeros hasta en la pandemia.
Lo que es claro es que los personajes que generaron el golpe de Estado de abril de 2002 están allí, pidiendo más sanciones contra nuestro país. Ahora, el propio Biden dicta las órdenes directamente. Gastan demasiados dólares para salir de Nicolás Maduro que el Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado, decidieron que Julio Borges, Carlos Vecchio, David Smolanski, Gustavo Marcano, exalcalde de Urbaneja y Leopoldo López, con sus videoconferencias, sigan solicitando una intervención extranjera contra la Patria de Bolívar y Chávez.
Hoy a 19 años de ese golpe de Estado, el reality show continúa, bajo un guión al mejor estilo de Leonardo Padrón. Whitedog desconoce al poder público nacional, lo que constituye sedición contra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela para derrocar a Nicolás Maduro, presidente legítimamente electo el 20 de mayo de 2018. Pero, lo que está claro es que no pasarán y ningún Imperio le pondrá las manos a nuestro país. Honor y gloria a quienes frenaron la locura del 11, 12 y 13 de abril de 2002.
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William Gómez García Periodista del estado Anzoátegui
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