Al menos ya suman una centena el número de personas fallecidas en las protestas en contra del gobierno militar que tomó el poder el 1 de febrero, las cuales continúan en desarrollo en las principales ciudades de Myanmar (Birmania).
Las manifestaciones del día 14 de marzo terminaron con el saldo de 59 personas que perdieron la vida y 129 heridos solo en la capital; esto de acuerdo a datos proporcionados por tres de los principales hospitales del país (Rangún General, Hlaing Tharyar y Thingangyun Sanpya). Mientras tanto, la comunidad internacional continúa dividida entre condenar o no el golpe militar. Por una parte, Estados Unidos ha establecido abiertamente su posición en contra de la Junta Militar, mientras que China y Rusia mantienen sus reservas a intervenir en los asuntos internos de Myanmar.
Para el gobierno norteamericano puede ser más difícil tratar con la Junta Militar para poder continuar sus proyectos de expansión imperial en el país asiático. Para los militares birmanos resulta vital mantener una relación comercial fluida con China para mantener viva su economía, pese a las medidas que ya están en la mesa de la administración Biden y la Unión Europea (UE), como son la aplicación de bloqueo y sanciones a nivel económico y financiero.
Empresas chinas incendiadas
No es casual que justamente al menos 32 empresas de propiedad china situadas en la zona industrial de Hlaing Thar Yar, en Yangon, fueran objeto de actos de vandalismo e incendio en la noche del 14 de marzo, en un ataque que tiene todas las características de haber sido planificado. La embajada china en Myanmar confirmó que dos empleados chinos habían resultado heridos y que, según una primera estimación, los daños económicos ascienden a 240 millones de dólares.
Los sucesos de ayer afectaron especialmente a las empresas financiadas por China y a aquellas con conjunto (chino-birmano) que operan principalmente en el sector de la confección. Según los medios de comunicación chinos, los causantes de los incendios en las fábricas llegaron en motocicletas, con barras de hierro, hachas y bidones de gasolina. Una vez que irrumpieron en las empresas, supuestamente amenazaron al personal y luego comenzaron a incendiar las instalaciones. La legación china emitió un comunicado condenando estos ataques a y pidió a las actuales autoridades birmanas que tomaran medidas para evitar cualquier tipo de violencia, e instaron a que se inicien las investigaciones para determinar los responsables y garantizar la seguridad de las vidas y los bienes de los ciudadanos chinos en el país. Por último, dirigiéndose al pueblo birmano, la misión diplomática pidió que las reivindicaciones de los manifestantes se hicieran de acuerdo con la ley, sin dejarse incitar ni manipular y evitando destruir la cooperación amistosa entre ambos Estados.

Una ruta alternativa al petróleo y el gas
Pero estas empresas representan solo un pequeño porcentaje de las inversiones de China en Myanmar, las cuales para 2016 ascendían a más de 25 mil millones de dólares. Además, antes del golpe de Estado China había firmado 33 acuerdos con Myanmar, que comprenden el corredor económico China-Myanmar, el desarrollo de una Zona Económica Especial en Kyaukpyu en el Estado Rakhine y un nuevo puerto de aguas profundas.
Para China, este país es estratégico por varias razones: el acceso de Myanmar al Océano Índico; la considerable presencia de recursos minerales y energéticos en su territorio; su posición central a lo largo de una serie de rutas energéticas y comerciales, además de las más de dos mil 200 km de fronteras compartida.
El Gobierno birmano inauguró en 2015 oficialmente un puerto en alta mar, frente a la costa occidental, que permite llevar el crudo de Oriente Medio a China. Este coloso cuenta con 12 tanques de almacenamiento con una capacidad de 83 millones de litros cada uno, y transformó la isla de Ramree, convirtiendo este pueblo birmano de pescadores y manglares en un centro de comercio energético en la zona. En el mismo año se completó el oleoducto de 770 km que une a la región de Arakan (Myanmar) con Yunnan, una provincia china en el extremo suroeste que está experimentando un fuerte crecimiento económico. Este oleoducto transporta una media de 190 millones de galones de petróleo al día. Con esta ruta alternativa China evita el Golfo de Malaca, por el cual transita el 40% del petróleo mundial entre Indonesia, Malasia y Singapur, una vía de transporte solo inferior al del Estrecho de Ormuz, en el Golfo Pérsico, pero además de la continua presencia piratas, es sinónimo de hegemonía estadounidense. A pesar de China evadir la presencia de los Estados Unidos, los tentáculos del hegemón imperial se encuentran ya dentro de Myanmar.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia