Quizá nunca imaginó el comandante Hugo Chávez que aquella oración publicada el 12 de abril de 2009, en sus líneas de Chávez, con el título «Vuelta a la Patria», se convertiría en un mensaje premonitorio. En ese artículo dijo el jefe supremo de la Revolución: «Pueblo que te amo te daré toda mi vida. Me consumiré gustosamente a tu servicio, pueblo amado, como se consumen los pajonales resecos de la sabana con los incendios del verano». Así ocurrió, Chávez dedicó hasta el último momento de su vida lo más extremo de su liderazgo. Falleció el martes 5 de marzo de 2013.
A las 16:25 hrs., Nicolás Maduro, en su condición de Vicepresidente de la República, hizo el anuncio del pase a otro plano del líder del proceso socialista y bolivariano, acompañado de los líderes de la Revolución: «Tras batallar casi dos años, con el amor del pueblo, con las bendiciones de los pueblos y con la lealtad de compañeros, falleció. Nosotros asumimos su reto, comandante Chávez. Sus banderas serán levantadas. Gracias de parte de este pueblo, presidente».
Muchas conjeturas se han tejido desde la partida del presidente invicto de la Revolución. Sin embargo, el momento que vive hoy la República Bolivariana encaja en aquella alocución del 8 de diciembre de 2012. Hugo Chávez lo dijo claramente: «No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la patria. No, no podrán, ante esta circunstancia de nuevas dificultades –del tamaño que fueren– la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la patria hasta en las vísceras, como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria».
Así ha sido. Venezuela viene luchando contra un Imperio que pretende aniquilarla. Pero lo más perverso es que los lacayos, los pitiyanquis, como diría Mario Briceño Iragorry, siguen horadando el suelo sagrado de nuestra patria, al final triunfará nuestro pueblo, ese mismo pueblo que lo acompañó desde el viernes 8 de marzo en la Academia Militar del Ejército Bolivariano en Caracas hasta su siembra en el Cuartel de la Montaña.
Hace ocho años el amor por la patria se convirtió en un ritual de grandeza, para ser libre. Más que un culto a su liderazgo, Chávez es un sentimiento nacional. Ahora todos somos hijos, hermanos, sobrinos, nietos del comandante eterno de la Revolución. Le corresponde a Nicolás Maduro, como presidente de la patria de Bolívar, consolidar el legado del comandante Chávez. Somos pueblo, que abre los espacios para una etapa más del socialismo. Recomienza la revolución obrera.
La historia es la historia. Ella tiene su pasado, su presente y su futuro. Aquí se transmutó el pasado que representó el padre Libertador para que 200 años después, como en el poema de Neruda, se hace presente la imagen de Chávez:
«Tu espada está naciendo.»
«Otra vez tu bandera.»
«Con sangre se ha bordado.»
«Los malvados atacan.»
«Independencia y patria socialista.»
«Viviremos y venceremos.»
«Hasta la victoria siempre.»
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William Gómez García Periodista del estado Anzoátegui