En estos días, hurgando entre mis archivos, me encontré con un documento muy valioso. Se trata del último discurso del maestro J. R. Núñez Tenorio, pronunciado en el Teatro Imperial, ubicado en la Parroquia La Candelaria de Caracas, el jueves 8 de octubre de 1998, a 108 horas antes de partir a la eternidad de manera sorpresiva, como lo reseñó la periodista y alumna de Núñez Tenorio, Paula Giraud Adriani. Este discurso, aunque es un documento histórico, es muy poco conocido, incluso se mantuvo inédito durante un largo tiempo.
El maestro J. R. Núñez Tenorio fue un militante revolucionario que supo unir los elementos de la teoría con la práctica revolucionaria. Por años ejerció la docencia en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y en el Pedagógico de Caracas, contribuyendo a formar a varias generaciones que vieron en él a un aventajado estudioso del marxismo. Militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV), renunció a este mediante una polémica carta que leyó ante el mismísimo Comité Central de ese partido, señalando las fuertes contradicciones que sostenía desde lo ideológico y también desde lo político. Fue recluido en varias oportunidades en la cárcel por sus ideas. Fue un crítico muy firme al gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez y de los gobiernos de la llamada Cuarta República. Una extensa obra dejó escrita el maestro Núñez Tenorio, entre las cuales destacan: Apuntes de Introducción a la Filosofía; Dialéctica del opresor y del oprimido; Bolívar y la guerra revolucionaria; Venezuela y la revolución socialista; Humanismo, estructuralismo y marxismo.
Núñez Tenorio se encontró en esos caminos de la política y de la revolución con un joven y casi desconocido militar llamado Hugo Chávez Frías, convirtiéndose en uno de sus principales asesores e ideólogos. En su último discurso, de manera enfática y vehemente, resumió los propósitos y alcance de la campaña electoral del candidato Chávez en 1998. Profundo y claro en sus determinaciones llegó a afirmar que ”Hugo Chávez es un fenómeno social que termina un proceso histórico, que es el puntofijismo, y nace uno nuevo, el de la V República”. Clarividente apuntamiento del maestro Núñez Tenorio, que supo ver en la figura de aquel militar que había insurgido en 1992 mediante un levantamiento militar contra el gobierno corrupto y entreguista de Carlos Andrés Pérez, una esperanza de cambio, un nuevo signo para la nueva política. En aquel “por ahora” de Chávez, Núñez Tenorio supo leer las tesis aún desconocidas que el “Arañero” de Barinas luego se encargaría de exponer ante el pueblo venezolano y que, contra todos los pronósticos, logró darle un vuelco a todos los índices electorales y alzarse con el poder en las lecciones de diciembre de 1998, acontecimiento que no logró ver el maestro Núñez Tenorio al morir sorpresivamente el 13 de octubre de 1998.
En su condición de filósofo, Núñez Tenorio dedicó buena parte de su tiempo al lado del comandante Chávez al estudio del tema de la Constituyente, propuesta electoral fundamental de la campaña electoral y mediante la cual Chávez resumía sus ideas para dar al traste con el viejo Estado y la creación del nuevo Estado Social de Derecho y de Justicia. Sostenía Núñez Tenorio que la fase político-electoral que enfrentaban no era algo fugaz ni temerario. Afirmó que con la propuesta de la constituyente “se abre un nuevo ciclo histórico que no durará solamente 5 años, sino que dará lugar a un proceso de 10, 20, 30, 40, 50 años, hasta que transformemos verdaderamente a Venezuela en una República patriótica, democrática…”.
Poderosos enemigos internos y externos tenía la candidatura de Chávez, su propuesta constituyentista era rechazada desde la academia que, interpretando acomodaticiamente las normas jurídicas y de espaldas al pueblo, sostenía que la Constitución de 1961 no permitía llamar a referendo constituyente para cambiar la Constitución. En ese su último discurso, de manera categórica, manifestó: “Varios meses atrás todo el mundo estaba en contra de la Constituyente, ahora salió un documento de Allan Brewer Carías, Ricardo Combellas, Oswaldo Álvarez Paz, Congreso Nacional, con una serie de propuestas para la Constituyente. Por supuesto, hay dos posiciones, la posición reformista, que es la de ellos, y la de nosotros, que es la constituyentista, que no requiere la reforma de la Constitución del 61, basados en el Artículo 4 de la misma y del Artículo 181 de la Ley del Sufragio, lo puede hacer el Presidente en Consejo de Ministros, o a través del millón 100 mil firmas, que es el 10 por ciento de los once millones de votantes”.
Como hombre dialogante que era, gustaba buscar los consensos, siempre preservando los principios revolucionarios. En ese sentido, expresó entonces : “Nosotros queremos el consenso de la Constituyente. No somos rígidos, queremos aceptar sugerencias de ellos, porque en la medida que la Constituyente sea un proceso de consenso, será mejor, pero todo depende de la fuerza que tengamos en el Congreso Nacional, que será un Congreso Pre-Constituyente, así como la fuerza que tengamos en las fuerzas Legislativas, y el número de gobernadores que ganemos. De todos estos factores se depende. Nosotros planteamos que frente a la concepción legalista, jurídica, tenemos un problema político de la soberanía popular”. Sabía Núñez Tenorio que aquella idea de Chávez de llamar a Referendo para aprobar un nuevo texto constitucional rebasaba las posiciones meramente leguleyas, era algo que trascendía las tesis del positivismo jurídico para dar cauce a un nuevo torrente jurídico, el nuevo Derecho Constitucional, lo que hoy conocemos como el neoconstitucionalismo de los pueblos. La Constitución venezolana vigente de 1999, en su estructura más dogmática y pétrea, es expresión de la robustez teórica de Núñez Tenorio, que siempre comprendió y apoyó con suprema lealtad la visión política que al respecto tenía el comandante Hugo Chávez.
Su actuar político trascendía lo meramente electoral. Como buen marxista que era, prefería hablar de procesos políticos con transformaciones dialécticas, donde el pueblo fuese el centro de todo. La idea del llamado Polo Patriótico nació de aquellos debates ardorosos que resumían en mucho las contiendas de las discusiones que entre revolucionarios es menester sostener. Para Núñez Tenorio, el Polo Patriótico no era una mera sopa de letras que agrupaba a los partidos políticos. Sostenía que “el verdadero Polo Patriótico, es el constituyente social, es la unión del pueblo en cada cuadra, en cada caserío. Es la organización del pueblo, es la elevación de la conciencia”. Convencido de ello, sostenía y defendía sus ideas con amabilidad y respeto pero con mucha firmeza en la defensa de sus principios políticos. El Polo Patriótico, afirmaba, “es la compatibilidad del pueblo para ganar el voto y para defender el mismo, una vez ganado, y para hacer que se sienta en Miraflores, Hugo Chávez Frías. Finalmente, defender las ideas patrióticas, populares y democráticas que empiecen a tomar para sí a Hugo Chávez Frías. Este será el verdadero frente patriótico del país. Esta será la verdadera unidad de la sociedad venezolana en función de los objetivos del proyecto V República”.
El clima electoral para 1998 estaba enrarecido. La consigna que lanzaban desde la derecha era “todos contra Chávez”. Acción Democrática y Copei se confabularon y unieron sus candidaturas, modificaron el cronograma electoral y desde el viejo Consejo Supremo Electoral (CSE) armaban escaramuzas para impedir la victoria de Chávez, evidente ya en todas las encuestas. Por ello, Núñez Tenorio apelaba a la unión de los revolucionarios. En ese su último discurso, resumido por su alumna Paula Giraud Adriani, no desperdició ni un solo instante en su llamado unitario. Así, señaló: “Hoy existe ese clima político objetivo. Hoy tenemos un liderazgo, el de Hugo Chávez Frías, el cual comienza a realizarse, comienza a tener fuerza, a tomar carne, y el sudor se hace sangre. La Unión es el tercer elemento. La Unidad del pueblo contra la partidocracia. La Unidad de la Sociedad Civil frente a los partidos. Estos tres elementos que menciono, son nuevos en el actual cuadro político. Quien comprenda estos elementos objetivos, está en la mentalidad del Movimiento V República, está en la mentalidad post-4 de febrero. Quien no lo comprenda, quien no lo entienda, incluyendo a los intelectuales que escriben en periódicos nacionales e incluyendo a gente nuestra en sus intervenciones, acusan una mentalidad Pre-4 de febrero, como si estas elecciones fueran iguales a las otras que han tenido”. Era otro momento político y esas elecciones así lo estaban reflejando, él lo sabía y aconsejaba no repetir los viejos errores, las viejas consignas, los mismos dogmas. Analizar la realidad concreta con base a los elementos de aquella realidad concreta era el llamado del marxista Núñez Tenorio.
Terminó su último discurso con una clarinada de alerta al afirmar: ”En 1945, AD inició un proceso cívico-militar parecido al de nosotros, con un programa nacional-revolucionario; ¡fíjense en qué terminó! ¿Le va pasar lo mismo al Movimiento V República?, claro que no. Los peligros del MVR son la desorganización, las contradicciones internas y caer en triunfalismos”.
De aquel discurso del maestro Núñez Tenorio han transcurrido 33 años. Hoy la realidad objetiva es otra. El chavismo, pese a no contar con la presencia física del comandante Chávez, líder de ese proceso revolucionario iniciado el 4 de febrero de 1992, se ha mantenido y se mantiene en el poder ya transcurridos más de 21 años desde la victoria electoral de 1998. Otros peligros internos y externos amenazan la seguridad de la patria. Las fuerzas injerencistas y supremacistas imperiales han tendido un cerco asfixiante con el propósito de derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro y a la Revolución bolivariana. Como ayer lo hizo el maestro Núñez Tenorio, el llamado es a la unidad de los revolucionarios, reforzar la fe en el pueblo, respetarlo, no traicionarlo. Enfrentar al burocratismo y a la corrupción. Gobernar obedeciendo al pueblo y dando claros ejemplos de eticidad y humildad. No siendo falsos ni falsarios. Profundizar la democracia participativa, protagónica y corresponsable. Hacer de la unión cívico-militar y del poder popular y comunal la columna vertebral del nuevo Estado. Emprender una verdadera cruzada por levantar la economía, fortalecer nuestro signo monetario y reponer su poder adquisitivo, robustecer las fuerzas transformadoras del trabajo digno y creador. Cuidar nuestras riquezas y repartirlas con sentido de igualdad y justicia. Asumir que la revolución, como lo sostenía el maestro Núñez Tenorio, es un fenómeno social y político llamado a resolver las necesidades del pueblo, dotarlo de la mayor suma de estabilidad política y de seguridad social. Como afirmó en su último discurso el recordado profesor y Maestro J. R. Núñez Tenorio, “Arroparemos las contradicciones internas y las haremos cenizas”. Sigamos su camino, defendamos su legado.
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Félix Roque Rivero Abogado
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