Reciente en Venezuela se desmanteló una banda criminal que operaba directamente en Pdvsa GAS (filial de Petróleos de Venezuela que se dedica a la distribución de gas en todo el territorio nacional).
Esta organización delictiva estaba dirigida nada más y nada menos que por el presidente de esa empresa y un conjunto de gerentes. El país se enteró de la noticia a través del Fiscal General de la República, Tarek William Saab, que en rueda de prensa anunció la captura y ofreció datos del operativo realizado.
Posteriormente escuchamos en un tono de indignación y decepción al presidente de la República, Nicolás Maduro, referirse a este asunto; lamentó que fue precisamente un joven al que él personalmente le entregó esa responsabilidad, dejándole claro la importancia que tenía la empresa para el bienestar de las familias venezolanas, también se preguntó: ¿cómo el joven pudo corromperse en tan poco tiempo?
La corrupción en Venezuela es un asunto histórico, algunas personas dicen que también es cultural, en lo particular no estoy de acuerdo con esta afirmación. Sin embargo, podemos revisar la historia contemporánea del país y observaremos frecuentemente registros de estos actos bochornosos, algunos salen a la luz pública y otros se mantienen en la sombra.
Venezuela ha carecido de un mecanismo de Estado que pueda combatir eficientemente la corrupción en todas las instancias de la sociedad, más allá de promesas electorales y discursos políticos para ganar la simpatía de la gente. Tenemos un marco jurídico bastante amplio y una institucionalidad robusta que puede activar fácilmente mecanismos de control y fiscalización para reducir al mínimo este mal que atormenta la salud de las finanzas públicas y la moral de del pueblo.
Hay elementos importantes a considerar a la hora de otorgar responsabilidades de carácter políticas o/y gerenciales a cualquier venezolano. La primera es que se debe procurar que sean ciudadanos comprometidos con la patria, una persona que posea un sentimiento puro como el amor inquebrantable por el país jamás se doblegará a intereses externos y priorizará siempre el bienestar nacional. Otro punto es la capacidad técnica que posea sobre la materia que se le asigna; como bien reza el dicho popular “zapatero a su zapato”. Y por último, y no menos importante es la formación política e ideológica en el marco de la construcción del socialismo bolivariano. Es indispensable que las organizaciones políticas activen con fuerza un programa de formación integral orientado a los cuadros altos, medios y bajos, con un programa que garantice el conocimiento histórico de la importancia regional de la Revolución fundada por el comandante Hugo Chávez y continuada por Nicolás Maduro.
Es momento de atreverse a dejar de un lado algunos criterios que hasta ahora se han venido usando para designar cargos. Los recientes hechos nos demuestran que hemos cometido grandes errores y derivado en el detrimento de la calidad de vida de la gente, enriquecido a un pequeño grupo de oportunistas ansiosos de poder y dinero.
Aquí es importante rescatar la palabras de José “Pepe” Mujica que nos recuerda que “la política no es para hacer plata” y que al apasionado por la política “debe procurar ser de cuerpo y alma como la mayoría y no como la minoría”, refiriéndose a las condiciones de vida de los pueblos.
Todos y todas sabemos de los esfuerzos que hace el Presidente por contener las agresiones de los centros de poder contra nuestro país y es lamentable que esos esfuerzos sean empañados por conductas antirevolucionarias, gracias al universo que permite que los errores sean detectados y corregidos a tiempos.
Es responsabilidad de la sociedad identificar, sistematizar y denunciar cualquier acto que ponga en peligro nuestro proyecto histórico y más aun en esta situación de asedio y pandemia mundial.
En el seno del pueblo existen jóvenes que han decidido quedarse y entregarlo todo por la prosperidad del país, sin importar las circunstancias, disponen de una fuerza intelectual y física además del compromiso por hacer de Venezuela una nación gloriosa, una Venezuela potencia.
La generación de oro, formada por Chávez, tiene claro el rumbo a seguir, y lo demuestra día a día en las fábricas forjando el acero; en los campos trabajando la tierra; en las universidades cultivando el talento y en las Fuerzas Armadas garantizando la soberanía nacional. Entramos en una nueva etapa, la República estará alerta a cualquier desviación, ahora contamos con una nueva Asamblea Nacional que seguro cumplirá con su rol de investigar, interpelar y controlar.
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Anderson Ibarra Analista político
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