Los desafíos de la política exterior de Joe Biden

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Hoy ha sido el cambio de mando. En muchos medios se hablaba de la seguridad del Capitolio, del protocolo, de la anunciada ausencia de Trump en el acto, entre otros. Pero es necesario tocar un tema que poco se ha hablado y son los obstáculos en materia de política exterior que el gobierno del presidente Biden deberá afrontar. Resabios de la administración republicana que han mellado en la imagen y desempeño internacional de Estados Unidos y que la agenda demócrata busca revertir, en algunos casos; modificar o mantener, en otros.

La política exterior de Estados Unidos es dirigida tanto por el presidente como por el Departamento de Estado, pero también influyen el Pentágono y el Consejo de Seguridad Nacional. Hasta ayer era Mike Pompeo quien dirige la cartera de exterior, el cual ha sido sustituido por Tony Blinken, designado por Biden. Por otra parte, el Consejo de Seguridad, que en algún momento dirigió John Bolton, será presidido por Jake Sullivan.

¿Qué desafíos enfrenta la nueva administración? La agenda demócrata se ha propuesto restablecer alianzas internacionales que se vieron suspendidas o congeladas durante la administración Trump. Del mismo modo, buscará reponer su participación en organismos y pactos como el Acuerdo de París o el Acuerdo Nuclear con Irán.

La administración de Trump, con Pompeo a la cabeza del Departamento de Estado, cambió de manera brusca toda la política exterior norteamericana. Por un lado, las relaciones con distintos países se deterioraron. Los logros alcanzados en las relaciones con Cuba durante la administración Obama fueron sepultados con la última declaratoria de incluir a la isla entre los Estados patrocinadores del terrorismo. Pero también, y dentro de lo más comentado hace unos años por las repercusiones mundiales que trajo, ha tensado las relaciones con China al imponer sanciones y, como último golpe, ha levantado las restricciones que se tenían con Taiwán, desafiando directamente a Beijing.

En Oriente Medio se sintió el giro trumpista en la política exterior. Su declarado apoyo a Arabia Saudita y su monarquía con la venta de armamento, colocando al Ejército saudí como uno de los más modernos del mundo, y el declarar a los rebeldes Huthis como organización terrorista. Pero quizás uno de los cambios más radicales fue el lograr que países como Marruecos, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Sudán, entre otros, lograran establecer relaciones diplomáticas con Israel; esto generó un aislamiento en el apoyo a los saharauis y a la lucha de Palestina, ya que por primera vez se produjo una grieta dentro del mismo apoyo de la comunidad árabe y musulmana a nivel estatal.

En cuanto a Europa, se creó una cierta discordia por el anuncio de Washington a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con el cual cada miembro debía igualar el porcentaje de gasto en defensa con el de Estados Unidos, algo que se volvía imposible para países de la Europa periférica o aquellos con una marcada tradición de Estado de Bienestar. Además, se debilitaron las relaciones con países relevantes como Alemania o la Unión Europea (UE) en general y priorizaron los lazos con Reino Unido.

Blinken, si bien apuesta por las intervenciones, llega con la propuesta demócrata de revaluar las relaciones con la monarquía saudita y con Oriente Medio. Además, tendrá el deber de retomar el Acuerdo Nuclear con Irán, desechado por la administración Trump en 2018. Se especula que podrían incluso suavizar las sanciones si es que Teherán renuncia al programa de enriquecimiento de uranio.

Con la UE buscarán mejorar las relaciones con el bloque y equilibrar la balanza con Reino Unido, además de cambiar su actuar al interior de la OTAN con cada uno de sus miembros.

En cuanto a las relaciones con China se percibe un cambio moderado; no apostarán por sanciones y una guerra comercial, pero la seguirá una cierta tensión entre ambas potencias.

Una señal de continuidad es quizás su relación con Israel, ya que el país hebreo aplaudió las nuevas designaciones de Biden en el Departamento de Estado en tanto que Blinken siempre ha sido un defensor de Israel. Pero este estrechamiento de lazos viene en conjunto, como se dijo, con la búsqueda de retomar el diálogo con Irán.

No me extenderé en las relaciones con América Latina porque de eso ya se ha hablado mucho en este medio. De todas formas, son pocas las luces que permitan avizorar un ablandamiento de las relaciones con Venezuela ya que es conocida la postura de Sullivan por una salida de Maduro del gobierno. No obstante, la última palabra la tendrá el nuevo presidente.

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Rudy López Cientista político

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