Por Juan Azócar
Finalizó el año 2020 y lo que Estados Unidos se ha empeñado en llamar despectivamente su «patio trasero» resiste e insiste en seguir siendo su piedrita en el zapato.
Claro, estamos en presencia de un abanico de posiciones y concepciones político-ideológicas que en esencia es la lectura de la multipolaridad en un planeta convulsionado y con un claro accionar pendular en el cual ese abanico no es más que la presencia de posiciones atrapadas por rasgos de modelos socioeconómicos que oscilan o se debaten en un empeño neoliberal, neocolonialismo satelital, progresismo y el socialismo con matices y variantes nacionales.
Al intentar hacer un balance del vaivén latinoamericano, nos vamos a detener en casos y posiciones de pueblos que pugnan entre un servilismo ruin y rastrero, entreguismo, cobardía y la resistencia cultural en defensa de la identidad y soberanía como fundamentos de la Patria Grande.
Así, Estados Unidos en medio de su caos y perversión imperialista se regodea en su obsesión por pulverizar a todo lo que le huela a izquierda, socialismo y ni hablar de comunismo. Ellos insisten con sus macabros planes para frenar cualquier signo de progresismo, al aplicarnos la coerción en su expresión económica en conocimiento de nuestras debilidades y demostrada dependencia.
Ahogar economías, asfixiarlas, hacerlas chirriar, propiciar golpes militares, legislativos, judiciales, entre otros, ya es un viejo oficio de ese trasnochado imperio que no es capaz de avergonzarse de un sistema electoral que a dos meses de la elección presidencial es incapaz de ofrecer resultados definitivos. Mientras tanto, insiste en desestabilizaciones y desconoce gobiernos que no le son afectos.
Es así como países y gobiernos como Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela se han convertido en referentes de soberanía y autodeterminación, a despecho de un imperio que en sus desespero acude a sanciones bloqueos y medidas coercitivas, en un afán de cerco y frenar los demostrados avances de gobiernos populares.
El resultado de ese empeño imperialista ha sido la acentuación del espíritu patriota de los pueblos que no aceptan el vasallaje. Pueblos que expresan cada día con más fuerza su rebeldía en las calles y en elecciones. Vale la pena destacar el caso de Bolivia, pueblo que le ha dado una bofetada al vasallaje traidor y a una institución retrógrada y corrompida como es la organización de Estados Americanos (OEA). Allí el voto popular fue respuesta y ejemplo para silenciar y derrotar el oprobio.
Desde Venezuela, al darle la bienvenida a un nuevo año, reafirmamos nuestra firme convicción de seguir luchando por la construcción de una patria profundamente democrática. Rechazamos la intromisión imperialista y colonial de Estados Unidos y la Unión Europea y sus medidas coercitivas por antihumanas y antipopulares.
Ratificamos, aquí… iviviremos y venceremos!
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Juan Azócar Sociólogo