Por Félix Roque Rivero
Hay partos lentos, dolorosos pero con un final felíz. La población honesta y buena de Bolivia juntó sus fuerzas y esperanzas y así, contra todo y pese a todo, coronó una formidable victoria electoral que regresa al poder al partido Movimiento Al Socialismo (MAS), el movimiento político de Evo Morales Ayma.
Contundente este resultado obtenido con más del 52% de los votos. La fórmula de Luis Arce y de David Choquehuanca obtuvo el respaldo mayoritario y ganan en la primera vuelta y le propinan al fascismo-evangelismo, una aplastante derrota.
Largas horas, incertidumbre que presagiaba de manera agorera, una intentona golpista. El ocultamiento del triunfo electoral del MAS de Evo, el robo de Actas, el cerco policial de las casas del MAS, la militarización del país, el cambio apresurado y a última hora de las reglas electorales, el silencio de la Organización de Estados Americanos (OEA), hacia presagiar un golpe de Estado que burlara la voluntad de las y los bolivianos.
El gobierno de la autoproclamada Jeanine Áñez se aferraba al poder y pretendía, aliada con los sectores reaccionarios y fascistas del Ejército y de la Policía, volver a reprimir al pueblo. Este gobierno interino, fundado en el libro De los Cuatro Evangelios si algo hizo durante casi 11 meses, fue destrozar la economía boliviana, llevar el desempleo a más de un 12%, elevar el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), acrecentar la pobreza del pueblo, privatizar varias empresas públicas, pulverizar las reservas monetarias de 10 mil millones de dólares a un poco menos de cinco mil millones, la corrupción en compras con sobreprecio de armas y demás cosas sin utilidad. Ese gobierno usurpador, hoy recibe un golpe mortal y ha quedado enterrado en las urnas electorales.
Con el triunfo del MAS, retorna la democracia a Bolivia. Con ellos regresa la fuerza espiritual y mágica del Altiplano boliviano. La fuerza de la Pachamama se hace presente y da a los bolivianos una segunda oportunidad, cosa no muy frecuente en política. Esta vez, los seguidores de Morales han de aprender la lección y corregir los errores cometidos. No pueden andarse con ingenuidades y dedicarse a estructurar una vanguardia sólida y fuerte que sepa combinar todas las formas de lucha. La derecha boliviana no se quedará tranquila. Desde Santa Cruz, bastión de la derecha, siempre habrá la tentación de regresar por sus fueros. La maldad los anima, el terror es su naturaleza. El hermano pueblo boliviano, el presidente Evo y su partido, debe asimilar esta victoria y apertrecharse. Elegir un buen gabinete, cuidarse de los mandos oscuros del Ejército y de la Policía. Disponerse a cumplirle al pueblo y gobernar con él.
Regresa la esperanza a Bolivia y a Latinoamérica. Nuevos aires de democracia refrescan este vasto territorio. La conciencia del pueblo aymara ha resplandecido nuevamente. Las fuerzas del oscurantismo, amparadas en un dios ciego y sordo, han sido derrotadas. El poder popular emerge como expresión soberana ante el injerencismo imperial. En Bolivia, han regresado los buenos, como diría Saramago. Vamos a unirnos con ellos. Celebremos, eso sí, sin bajar la guardia. La hija predilecta de Bolívar ha resucitado y un canto de esperanza vuelve a escucharse.
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Félix Roque Rivero Abogado







