Revolución y el Che en Bolivia: reflexiones a 53 años de su cobarde asesinato

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Por Boris Ríos Brito

El Che vence a su mercantilización porque su propuesta y coherencia de vida incomoda a la pose y se impone, pero también porque su pensamiento sigue ardiendo hoy, cuando la Revolución sigue asomando las crisis del capitalismo y la resistencia a las cada vez más sofisticadas formas de represión, disciplinamiento social y enajenación que nos impone el sistema capitalista que nos llevan a un abismo de destrucción absurdo e inhumano que ha puesto la propia sobrevivencia de la humanidad en peligro.

En Bolivia, la efigie del Che sigue vigilante, aunque a veces vulgarizada, al tiempo que recortadas sus palabras para tirar frases vacías que se desploman con actitudes personales liberales y aburguesadas, y remembranzas del pasado que hoy parecen sombras ajenas y distantes. Pero, aun así, el Che sigue presente, voraz crítico, sin diplomacias suavizadas por la apariencia, y convocando una y otra vez a la acción revolucionaria.

Para la Bolivia del golpe de Estado de octubre-noviembre 2019, queremos cuestionarnos: ¿cuáles han sido las enseñanzas desde una reflexión guevarista para andar los senderos revolucionarios?

I

Tener una lectura apropiada de las contradicciones de la época, tanto locales como externas, es una condición inexcusable para afrontar una transformación social, los que casi estuvo al margen del debate en el Proceso de Cambio pese a las arengas antiimperialistas que no se concretaron en acciones más audaces como la consolidación de un eje regional como propuso Chávez.

Se subestimó la capacidad y flexibilidad estratégica del imperialismo yanqui que, una vez que incursionó en acciones en la región, logró imponerse con agentes nefastos como Bolsonaro en Brasil; Macri en Argentina; Moreno en Ecuador y Piñera en Chile, al tiempo que fue articulando una segunda ola contra Bolivia y Venezuela.

La ofensiva boliviana del imperialismo fue construida, gestionada y ejecutada por agentes capaces que le dieron cuerpo y discurso a la derecha criolla rabiosa y enana que finalmente se hizo del poder aprovechando las debilidades del propio Proceso de Cambio.

II

El Proceso de Cambio tampoco terminó de comprender las contradicciones de clase y nación vigentes y mucho menos buscó definirlas cuando tuvo la oportunidad. En cambio, se asumió el discurso súperideologizado del Banco Mundial (BM) sobre la “clase media” y su “inclusión” en el interior del Proceso como un actor político (!).

Con Fidel, Che fue parte del llamado de unidad en Cuba antes y tras el triunfo de la Revolución y la declaración de su carácter socialista, pero la inclusión siempre fue bajo un proyecto parido en la lucha revolucionaria, que no se tranzó con nadie o, en otras palabras, se incorporó a los otros para terminar de ser vencidos y jamás para hacerse vencer y tranzar el horizonte.

En todo caso, lo que en la Bolivia del Proceso de Cambio pesó fue la falta de claridad del motor que permitieron las victorias electorales que se ganaron con la sangre del pueblo movilizado contra el imperialismo, el capitalismo, el colonialismo y –en los procesos de lucha tomando forma– contra el patriarcado: un sujeto histórico revolucionario que permitió entretejer un horizonte revolucionario común.

III

El Estado capitalista, su compleja dinámica, lógica y racionalidad, debe desmantelarse con obsesión hasta permitir generar las bases de una nueva sociedad que parirá a la mujer y al hombre nuevos (en la vulgarización del pensamiento del Che se suele tergiversar este proceso, quitándole sentido).

El Proceso de Cambio avanzó hasta la conformación de un Estado Plurinacional, lo que es un hito histórico, pero que no pudo hacerse sin dejar graves concesiones a los sectores de derecha, reaccionarios y conservadores, para evitar una confrontación más amplia (que la infalible historia se encargó de demostrar que además era inevitable).

De esta manera, la expansión del Estado, que es una tarea necesaria para su fortalecimiento, llevaron a donde nunca habían llegado antes al Estado y con él a las contradicciones propias del capitalismo, erosionando las relaciones sociales comunitarias, en vez de tejer puentes que permitieran beneficios a la comunidad sin necesidad de promover su desarticulación y debilitando uno de los pilares más importantes de la lucha que permitió la gestación del Proceso de Cambio.

Así, el Estado capitalista subsumió al Estado Plurinacional sin necesidad de confrontarse con las premisas de inclusión nacional en aspectos culturales y religiosos y desarrollando un capitalismo no del todo liberal que supo ser aprovechado por los sectores agroindustriales del Oriente, que fueron generando una naciente (y propiamente) burguesía que jugó un rol importante en el golpe.

IV

Frente a la fuerza del Proceso de Cambio, la izquierda quedó arrastrada a una dinámica en la que perdió autonomía y capacidad de acción. No era para menos, se había vivido la consolidación de la tesis del Instrumento Político que venida desde abajo, también de la militancia guevarista indígena y campesina, supo articular la apuesta por consolidar una gran fuerza que permitiera la liberación de las y los oprimidos y explotados por el colonialismo y el capitalismo.

El Instrumento Político permitiría representarnos “a nosotrxs mismxs”, pero no solamente para las elecciones que eran un escenario a desgastar en el camino, sino para un proyecto histórico: la construcción del socialismo comunitario.
Para el Che los procesos no son lineales y mecánicos, sino que es posible crear las condiciones necesarias para la revolución, y esta apuesta es justamente el significado profundo del Instrumento Político que poco a poco, frente a la urgencia de resistir a la derecha, fue cediendo a la democracia burguesa. Un instrumento no es un fin.

V

Pero la resistencia popular durante el golpe de Estado de octubre-noviembre 2019, la heroicidad de millones hombres y mujeres de este territorio, dan cuenta que esas masas de indios, de campesinos, de obreros, de intelectuales progresistas, no se han rendido a hacer girar las ruedas de la historia.

En esas luchas pervive el Che, convocando otra vez a la revolución, a la transformación radical de una sociedad donde el hombre es lobo del hombre y que para ello la voluntad puede imponerse cuando se construye con honestidad, sin mediocridades y excusas, sin acomodos, sin oportunismos, sin comodidades, sino con sacrificio y firmeza.

Por eso, el Che vive con naturalidad con el pueblo rebelde e insumiso que sabe y siente que la victoria es posible y más.

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Boris Ríos Brito Sociólogo

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