Un experimento llamado Venezuela

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Por Mariadela Villanueva

Venezuela, los venezolanos atravesamos momentos muy difíciles. Estamos tratando de hacer una revolución en condiciones externas más que adversas e internas bastante complicadas. El imperio estadounidense y la derecha local extrema y no tan extrema nos han aplicado sostenida y crecientemente un fortísimo cóctel de medidas correspondientes a distintos manuales de guerra. Y, si bien no han logrado tomar el poder político, sí han logrado afectar brutalmente nuestra economía, nuestra calidad de vida y nuestra imagen en un mundo decadente, regido por las apariencias. Situación agravada desde principios de año por tener que enfrentar la pandemia, los ataques de la nueva cepa del coronavirus, multiplicados por la hostilidad e irresponsabilidad de los gobiernos vecinos.

Al no haber podido alcanzar sus metas políticas, los capos del capital/sionismo han optado por complementar sus acciones criminales con  un experimento que, de resultar exitoso, podrían replicar en otros países ricos en recursos claves para  mantener su supremacía local y mundial, pero «rebeldes». Sigilosamente han abonando el terreno para crear una Venezuela espejo, caricatura virtual y bizarra de nuestro país. Experimento risible si no fuera por las ingentes ganancias obtenidas por sus participantes en la farsa, producto del robo descarado de nuestros recursos. Éxito económico más no sociopolítico que los ha obligado a reorientar sus cañones. Así, además de  intensificar las agresiones bélicas, judiciales y mediáticas, están cultivando nuevas alianzas virtuales con países enemigos. Unas, tramposas para robarnos parte de nuestro territorio, y otras, con el gobierno criminal  de Israel, para tratar de mantener a raya a nuestros aliados, especialmente a Irán; torpedear las elecciones a la Asamblea Nacional e imponer un fulano gobierno de transición, encabezado ya no por el fantoche si no por su nueva candidata. 

En estas circunstancias, a los venezolanos que queremos seguir avanzando hacia el socialismo no nos queda otra alternativa que posponer nuestros reclamos, resistir los embates del capital por unos meses más y dedicar nuestra energía a mantenernos sanos y a obtener la mayoría en la nueva Asamblea Nacional. Y al Gobierno, no le queda sino encontrar la manera de comunicarse sinceramente con un pueblo soberano que, pese a la tensión política permanente, a la reducción al mínimo del poder adquisitivo, a la cuarentena, entre otros, sigue acompañando al proceso bolivariano y merece conocer, hasta donde resulte prudente, la situación real del país, las limitaciones existentes y las medidas que se están  tomando o podemos tomar para seguir adelante.   

Venceremos.

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Mariadela Villanueva Socióloga

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