Por Bastien Salé
«Estamos en guerra», dijo el presidente-banquero Emmanuel Macron. Sí, están en guerra contra los pobres, los más desfavorecidos, contra la unidad popular y las libertades.
Desde el comienzo de este período ha habido un aumento inquietante en el abuso del poder y la violencia policial, que habían estado reservado casi exclusivamente para los manifestantes con chalecos amarillos, los que, a partir y a la par de la pandemia, mostraron una abierta propensión a esparcirse a toda la población.
En los barrios obreros, la violencia es diaria. Actualmente está prohibido impugnar las decisiones del Gobierno o enfrentar un arresto policial. Esto es lo que les sucede a las personas que muestran un banner en sus ventanas.
La opinión crítica es sistemáticamente desacreditada por todos los medios al servicio del pensamiento único del Gobierno, sin contar todas las violaciones de la Constitución del país. Comportamiento extraño de un gobierno que se permite dar lecciones internacionalmente. Pienso entonces con qué cara dura el presidente Macron y el expresidente François Hollande se permiten decir e insistir que la República Bolivariana de Venezuela es una dictadura, uniéndose al coro de los Estados Unidos y países que a través de sus medios de comunicación han denostado al gobierno venezolano. ¡Un ataque vulgar, gratuito y falso!
En Venezuela, el poder democrático es mucho más presente y real que en Francia. La participación democrática del pueblo es efectiva, los poderes no están en manos de una sola persona, como es el caso de Macron. Este presidente que se comporta como un dictador mientras acusa a otros; a Macron le gusta ser un dictador, pero rechaza la imagen.
Las medidas de emergencia adoptadas, que el Gobierno y la Policía abusan, ponen en peligro nuestras libertades. Nos dirán que no nos preocupemos, que son medidas de emergencia y temporales.
¿La recopilación de datos móviles llegará pronto o después? Creo que deberíamos escuchar a Edward Snowden cuando nos dice que el aumento de la vigilancia masiva por parte de las estructuras estatales para la pandemia de Covid-19 puede permanecer después del final de la crisis y tener efectos duraderos en las libertades. ¿Cuál será la próxima propuesta? ¿Puede ser un mundo como el de 1984 de George Orwell?
En algunas cosas ya estamos allí, este gobierno no es más que un régimen autoritario disfrazado de democracia, que acomoda perfectamente las crisis para reducir gradualmente nuestras libertades fundamentales.
«Estamos en guerra» contra nuestra economía
¿Quieren que paguemos la deuda? Probablemente se nos pedirá que trabajemos más, pero ¿por qué? ¿O para quién? ¿Para el Banco Central Europeo (BCE)?
El BCE, que pretende dar 500 mil millones a los pobres, solo adelanta dinero, el resultado será matarnos de hambre y empobrecernos, como ya empobreció a Grecia y a su gente en 2008.
«En Francia y en muchos otros países donde los gobiernos marchan a contracorriente de la voluntad de la gente, no se puede seguir esperando que alcancen el paso de las demandas sociales, sino que habrá que organizarnos para dar respuestas a los problemas de nuestro mundo»
La deuda es una herramienta de enriquecimiento para los poderosos y sumerge a las personas en una pobreza duradera. Pero, ¿por qué no nos negamos a pagarla? Ah, sí, olvidé que nuestro presidente no es Thomas Sankara, sino Emmanuel Macron, el presidente-banquero que trabajó para Rothschild & cia.
Además, el plan económico del Gobierno está claramente a favor de las grandes empresas, están explotando el desempleo masivo, que es responsable de 15 mil muertes cada año. El futuro social y económico de las personas no es importante para nuestros líderes.
El Gobierno dijo en marzo que está en guerra, pero le faltó decir que es una guerra en todos los sentidos contra el pueblo francés, el pueblo pobre que padece y que aún no tiene claro el futuro después de la pandemia.
En medio de todo hay esperanza en una parte de la humanidad que persiste. Y ahí quiero saludar a Cuba, Rusia y China, pero también a todos los demás países y pueblos que mostraron solidaridad por los médicos y médicas, enfermeras y asistentes sanitarios desplegados en todo el mundo. ¡Es una verdadera solidaridad internacional! Es lo que hace Cuba no solo en eventos inesperados como este, sino también ante la carencia sanitaria de los pueblos, las enfermedades endémicas, el abandono cruel de los más pobres y oprimidos de la tierra. El gobierno francés debería tomar un ejemplo.
Estos tres países se encuentran entre aquellos que son constantemente denigrados por los políticos franceses y sus medias de comunicación mentirosos. La farsa expuesta a la luz del día para muchos europeos. Cuba, el país que ha estado bajo un embargo criminal por parte de Estados Unidos durante años, envió a su brigada médica a ayudar a Italia en medio de los peores días de la pandemia. Es una verdadera lección que acaban de dar a estos gobiernos incompetentes, peor la Unión Europea (UE), que abandonó cobardemente a Italia.
Esta pandemia desvistió muchas realidades en la Francia de la igualdad, la fraternidad y la libertad. Ante la buena noticia de que el confinamiento ha terminado, salimos de nuestra casa y encontramos un planeta mejor, porque bajó la intensidad en la explotación de la Tierra. No nos hemos puesto a pensar todavía con cifras y proyecciones en mano cuáles serán los efectos para los mas pobres.
En Francia y en muchos otros países donde los gobiernos marchan a contracorriente de la voluntad de la gente, no se puede seguir esperando que alcancen el paso de las demandas sociales, sino que habrá que organizarnos para dar respuestas a los problemas de nuestro mundo.
Organicémonos en grupos, colectivamente o en asociación, sin importar cuándo la iniciativa provenga de unos o de otras. Seamos autores y protagonistas de nuestro destino para crear un mundo más justo y unido, seamos forjadores de la paz, de la justicia social y la solidaridad que necesitamos todos para sostener la vida en el planeta.
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Bastien Salé Gestor de proyectos humanitarios e interculturales