Por Tony González
El Covid-19 ha obligado a todo el mundo a cambiar los horarios o cerrar comercios, industrias y empresas, algunas de estas si no están cerradas laboran con reducción de horario. Pensemos ahora en las personas que no tienen empleos formales, que viven de su producción diaria y de la noche a la mañana se ven obligadas por seguridad y salud a quedarse en sus casas. En ese grupo dentra un inmenso número de trabajadores que viven de un salario que proviene de su labor diaria, llamado economía informal, grupo donde también se incluyen los cultores y cultoras, artistas, creadoras y creadores que viven de sus funciones o trabajo como la danza, el teatro, la música, artesanía, lutieres, técnicos de cine y un gran y extenso etcétera. Por supuesto, no hablo de los dueños o empleados de salas de cine, teatros o estudios públicos o privados.
Algunos gobiernos han planteado solo la protección de las empresas y comercios, exonerando impuestos, aportando financiamiento y hasta subvenciones para resguardarlas. Otros gobiernos plantean cubrir gastos en esta cuarentena, donde se incluyen a los trabajadores independientes de la economía informal. En ese orden encontramos todas las formas de labores u oficios, pero los relacionados a los cultoras o cultores del área artística, en su mayoría no forman parte de las listas a las cuales se les va a dar apoyo económico para enfrentar esta situación de cuarentena.
Sin pretensiones, muchos de estos creadores, jóvenes y adultos, siguen en su labor diaria, ahora desde sus casas, desde donde buscan aportar al entretenimiento, la distracción y hasta se acercan a la enseñanza con su arte a la familia.
La vida es el primer objetivo a salvar ante cualquier pandemia o circunstancia que la amenaza. Y para vivir necesitamos de la sensibilidad, del juego del arte, de la seriedad del arte, de la crítica del arte y hasta la locura del arte, para saber y aprender a vivir con un sentido que nos inspire, cualquiera sea el nivel de percepción que tenga cada individuo del arte. Que va desde las emociones, principal sentimiento que nos hace sentir el arte, para el cual no necesitamos saber de símbolos ni técnica. Solo nuestra apreciación es suficiente.
Como sabemos, en Estados Unidos no existe el Ministerio de Cultura. Por esta situación, todas las instituciones de índole cultural son privadas y su funcionamiento depende del apoyo de instituciones públicas y privadas con la figura del mecenazgo, por alquiler de sus espacios y por el cobro de entradas.
Para muchas instituciones en el mundo que hacen vida en el área del arte el 2020 se presentaba como un buen año, para varios su plan era normal. Para otras, como el Metropolitan neoyorkino, este año tiene mayor importancia ya que está arribando a los 150 años de fundación, la agenda planeada para la celebración incluía una gran variedad de eventos y numerosas exposiciones para conmemorar que el 13 de abril de 1850 el Congreso del estado de Nueva York aprobó la ley con la cual se creó esta institución. El Museo tenía una agenda grandiosa, nada modesta para el 2020. No solo por ser el museo con mayor espacio para exposición del mundo (con más de 200 mil m² de superficie, es decir, su tamaño equivale a 29 veces el campo de fútbol del Santiago Bernabéu. En los espacios de este museo hay 1.5 millones de obras que abarcan 5.500 años de historia de la Humanidad, el plan era botar la casa por la ventana. Y eso tiene la justificación en el hecho de que cuando el “Met”, nombre con el que se conoce popularmente, no contaba siquiera con un cuadro, escultura o algún objeto que mostrar.
Pero aquel 13 de abril pasó sin fiesta, celebración o conmemoración y, peor aún, el Museo debido la aparición del Covid-19 está cerrado. Esto museo causó en el mes de su aniversario el despido de 81 empleados que trabajan en el área de atención al público y ventas. El museo pronostica que para este mes de julio podría volver a abrir sus puertas, ya que enfrenta una crisis de muy altas dimensiones. Si consideramos que recibe un promedio anual de siete millones de visitantes, este número supera los visitantes a Venecia, Las Vegas, Barcelona o Madrid. Por nombrar solo algunas ciudades que viven del turismo. Para el Met, permanecer cerrado por 120 días, significa una pérdida que ronda al menos al menos los 100 millones de dólares.
Pero esto del Met no se presenta como único caso, el Museo de Arte Moderno Whitney también despidió a 76 trabajadores y, afirma el director, Adam Weinberg, que las pérdidas superan los siete millones de dólares. También El New Museum ha despedido a 48 de los 150 empleados. El MoMA, hizo lo propio al dejar sin trabajo a los 81 ‘freelances’ que cubren el área de educación y, por otra parte, a 47 trabajadores de su nómina fija (aunque el concepto de empleo fijo en Estados Unidos, donde hay despido libre, no significa lo mismo que en España).
Este es solo una referencia de algunos casos de instituciones de arte de fama mundial y las consecuencias del coronavirus en el impacto para los trabajadores. Se ha llegado a decir que el Covid-19 mata al arte. Algunas estadísticas hablan que el porcentaje de los artistas en el mundo que han quedado sin trabajo ronda la cifra del 60%, sin contar en esta estimación a los trabajadores que laboran como productores, promotores, exhibidores, vendedores, transportistas, guías, protocolos y un gran número de personas que viven de forma directa o indirecta de trabajos que dependen del movimiento del arte.
En plena pandemia, a favor de las actrices y actores, entra en vigencia el Tratado de Beijing. El pasado 28 de abril de 2020 se convirtió en un día histórico para los actores y actrices del mundo entero. En 2012 en la ciudad de Beijing se realizó la discusión que buscaba sentar las bases para que las actrices y actores tuvieran el derecho a cobrar por conceptos de derecho de propiedad intelectual por sus trabajo en películas, series, unitarios y novelas para televisión y cine, cada vez que sean proyectadas en cualquier país del mundo. Coincidiendo con el año de mayor consumo audiovisual, producto de la pandemia, es una fecha histórica, al entrar en vigencia el Tratado de Beijing sobre Interpretaciones y Ejecuciones Audiovisuales con el cual ya muchos países en todo el mundo han firmado y se le conceden los derechos morales y patrimoniales de tipo intelectual a las actrices y actores al pasar a ser reconocidos como creadores de primer orden.
El Tratado tomó el nombre de la capital China y cumplió el pasado 28 de enero de este año con la ratificación de las 30 que son requeridas por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), oficina de las Naciones Unidas para esta materia.
La entrada en vigencia del Tratado garantiza la implementación universal a favor de las actrices y actores en cualquier parte del mundo, sus derechos y reconocimientos donde sus interpretaciones sean explotadas.
Todos los países que tienen representación de Latin Artis han realizado reuniones, seminarios y talleres con representantes sectoriales de la OMPI, entes gubernamentales. La organización española Artistas, Intérpretes, Sociedad de Gestión (AISGE) y otras entidades iberoamericanas celebran este logro como un “hito histórico”
En Venezuela, un gran número de teatros, museos, galerías y espacios para la realización de arte pertenecen al Ministerio de la Cultura, por lo cual, y en concordancia con la ratificación de la inamovilidad laboral, todos los trabajadores y trabajadoras del mundo cultural conservan sus empleos. Por otra parte, el Gobierno creó dos formas para respaldar a las cultoras y cultores que trabajan de manera independientes. Uno de ellos es el Sistema Nacional de las Culturas Populares, en esta modalidad, las trabajadoras y trabajadores culturales son contratados para dictar talleres, realizar exposiciones, muestras del área que manaje el creador y también para efectuar presentaciones de danza, títeres, teatro y música, entre otros, en diferentes sectores de las comunidades, las cuales son pagadas por el Ministerio. También, debido a la pandemia, dicha institución del Estado, a través del Carnet de la Patria lanzó el «Bono para las culturas y cultores». Esto consiste en un aporte mensual que llega directo a las cuentas de cada trabajador y trabajadora de la cultura popular que está registrado gracias al Sistema Patria.
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Tony González Cineasta