Bolivia: la demanda salarial de la COB y la lógica de los empresarios privados

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Por Víctor Vacaflores Pereira

Como todos los años, la Central Obrera Boliviana (COB) elaboró y entregó al gobierno de turno su denominado “Pliego de la COB”, donde, además de demandar reivindicaciones sociales, económicas, legales, de salud, educación y otros, se encuentra la demanda salarial de la que nos ocuparemos en este artículo. Durante los 13 años del gobierno de Evo Morales, la COB fue atendida –según los empresarios privados– con parcialidad sesgada en favor de los trabajadores, en desmedro de los “inversionistas sacrificados”. Recordemos que, en mayo de 2019, el Gobierno definió un incremento salarial de 4% al básico y 3% al salario mínimo nacional (SNM); aunque en verdad, no se trataba de incremento, sino más bien de una reposición salarial. 

Como siempre, en democracia –pues en dictadura los trabajadores no tienen derechos–, los empresarios privados echan gritos al cielo, arguyendo que la decisión no debe politizarse (como si no fuera político todo el manejo del Estado); que provocará inflación, desocupación, baja inversión, mermas en las utilidades; que la economía está en desaceleración; que habrá cierre de empresas y otras. Toda una lata ruidosa año tras año. Hoy, con el coronavirus en expansión, de seguro habrán encontrado una buena justificación para no solo rechazar la reposición salarial, sino que hacer recortes e incluso rebajar los salarios.

Pues bien, en uso de la información oficial y la estadística existente, analicemos la consistencia de esos justificativos empresariales, en tanto ahora y siempre, se negaron a una mejor distribución de los ingresos.

Lo político

La decisión, por ejemplo, de Evo Morales de dignificar la fuerza laboral con reposiciones salariales e incrementos significativos, eran decisiones políticas, por supuesto, pues devenía de la autoridad, del poder, del que debe cumplir la Constitución que en el artículo 46 estipula los derechos de los trabajadores. Es así en tanto emana del responsable de velar por el bienestar de los trabajadores, que al fin de cuentas son los verdaderos creadores de la riqueza. El actual gobierno de facto, de manera idéntica procederá en las negociaciones y, lo viene realizando en los medios de comunicación, al defender los intereses de los empresarios. Para ellos, este sector es el verdadero impulsor del desarrollo y gracias a ellos los trabajadores tienen un sueldo asegurado y bienestar sus familias. Para los gobiernos de derecha, los empresarios sacrificados son los artífices del desarrollo y de seguro no pararán –en las negociaciones y fuera de ellas– de defender los intereses del capital que más que nacional es transnacional. Ellos sí no tendrán poses demagógicas como las del Movimiento Al Socialismo (MAS) que por momentos quiso agradar a los agroindustriales y a la Confederación de Empresarios Privados. El gobierno de Áñez, sin lugar a dudas, políticamente, saldrá en defensa de los intereses ajenos a los trabajadores. Y ¿eso es político? Por supuesto que lo es.

Todo gobierno representa y defiende los intereses de determinados sectores y clases; este, defiende el de los empresarios, los sectores oligárquicos y de la derecha más rancia del país.

Entonces, la posición política deviene de la posición ideológica y esta de los intereses que se defiende. Para los sectores progresistas y los trabajadores, la riqueza viene de la creación de la fuerza de trabajo, no del capital, no de la tecnología o administración. Nadie puede crear valor sin la presencia de los trabajadores. Ellos son los verdaderos creadores de la riqueza y, sin embargo, para los empresarios, un simple factor del costo. Para los empresarios, cualquier dificultad en la producción, solo tiene una solución: echar trabajadores a la calle, bajar salarios, restringir beneficios y atacar a la fuerza de trabajo; no hay más iniciativa. Si ocurre un desastre, una calamidad humana (coronavirus, por ejemplo), será el momento de chuparle al Estado lo más que puedan.

La relación trabajo-capital, es mediada siempre por el Estado. Cuando este representa los intereses del capital (empresarios), los trabajadores reciben migajas o Chicago (masacre). Cuando el Estado ha definido reconocer la contribución de los trabajadores o están identificados con ellos, habrá políticas de redistribución de la riqueza. Por tanto, esas decisiones por supuesto son políticas. Política es decisión estatal, no el imaginario liberal que siguen teniendo, eso de que es el arte de maniobrar.

La inflación

A lo largo de los casi 14 años del gobierno del MAS, la reposición salarial, buscando también reponer el poder adquisitivo de los salarios nominales, siempre estuvo por encima de la inflación, misma que ¡no provocó más inflación!, como se insiste en afirmar. El cuadro y gráfico siguiente, con información oficial, no deja dudas al respecto. Contrariamente a lo sostenido por algunos, los años donde la reposición salarial fue en porcentajes significativos (22.6% el 2012; 20% el 2013; 20% el 2014) la inflación fue más baja. Esto debido a que la inflación no es una función dependiente exclusivamente del incremento salarial, sino del crecimiento de la economía y de la inversión sostenida y los bajos niveles de desempleo.

Visualmente, el lector podrá diferenciar a un solo golpe de vista el recorrido de la inflación y de los incrementos salariales. Si nos detenemos unos segundos, la falacia de los empresarios quedará al descubierto.

Nada más elocuente que la ilustración. Esta información, es de conocimiento de los empresarios.

Desocupación

Dicen siempre que la reposición salarial provocará desocupación. Y, al igual que la inflación, no corresponde a la verdad económica. La gráfica siguiente nos muestra que la reposición salarial fue en ascenso desde el 2006, de Bs. 440 a Bs. 2.060 en 2018 (Bs. 2.122 en el 2019), es decir, un 372% de incremento, y no hubo ninguna escalada de desempleo, inversamente, el nivel desempleo en Bolivia fue reduciéndose gradualmente[1]. Precisamente en 2012, donde el porcentaje de reposición salarial fue el más elevado (20.6%), el desempleo bajó a 3.5%, el más bajo de la gestión de Morales. Entonces, ¡la reposición salarial provoca desocupación? No, no es verdad. Obsérvese la serie con atención.

El nivel de desocupación en Bolivia antes del MAS bordeaba los 8%, nivel que fue descendiendo paulatinamente, contra toda la lógica librecambista. Con políticas sociales y salariales beneficiosas para los trabajadores, el país logró los más bajos índices de desocupación abierta en el continente.

Los privados generan empleo

Un supuesto dominante en las economías de libremercado es que la generación de empleo viene de la iniciativa privada, donde estarían los empresarios privados asociados y los privados en general, que no son del aparato estatal. Entonces, bajo el concepto de “privados”, agregan a todos de la llamada economía plural (sea cooperativista, comunal, popular), a todos, menos la economía que está en manos del Estado o bajo el modelo de desarrollo, social comunitario productivo (MESCP). Visto así, por supuesto que son los grandes generadores de empleo. Pero con ese discurso de iniciativa privada, de empresarios privados y de sus entes corporativos, subsumen bajo su bandera, de manera política, la generación de empleo creada por la economía comunitaria, cooperativa y popular, cuando son sectores muy diferentes, pues no hacen a su forma de participar en la economía del país, a su contribución al PIB, a la forma de apropiación de los excedentes, a su presencia política, a los privilegios gozados en dictadura o democracia, a las subvenciones que recibieron y reciben del Estado. De esa manera, muestran que los empresarios de la CEPB, los sectores oligárquicos, rentistas son los creadores del empleo en el país, a quienes debemos estar agradecidos.

En realidad, el Estado es el gran inversor. Entre 2018-2019, a lo sumo los empresarios asociados a la CEPB alcanzaron a una inversión de 2 mil a 2 mil 500 millones de dólares.  El gobierno de Evo, ese mismo período bordeo los 6 mil millones de dólares. Entonces, ¿la baja inversión de los privados se debe a que en años anteriores se repuso los salarios a los trabajadores? ¿Cuándo los empresarios invirtieron sin la tutela del Estado y sin subvenciones?

De las utilidades

¿Qué de las utilidades de los empresarios privados? Dicen explícita e implícitamente que no tienen utilidades que les permita la reinversión, generación de nuevas fuentes laborales o mantenimiento de sus empresas. Ningún estudioso de la economía boliviana, con honestidad intelectual, podría negar que gran parte de los empresarios durante el gobierno del MAS ganaron tanto como nadie (legalmente); ni siquiera en el neoliberalismo (insisto, legalmente), cuando se regalaron nuestras empresas al capital nacional y transnacional. Unos más que otros se beneficiaron de la bonanza económica de Bolivia con el Proceso de Cambio.

Esta es la dinámica de sus ganancias, sin contar con todas las subvenciones que reciben. Con datos expuestos por los propios dirigentes de los empresarios privados y, en su momento, por el exvicepresidente del Estado Plurinacional, Álvaro García Linera, llegaría a fines del 2019 a 30 mil millones de bolivianos. Las utilidades del sector siempre fueron en ascenso, en el mismo ritmo que le iba bien a la economía del país.

Cierre de empresas

Los empresarios han estado diciendo que reponer el valor adquisitivo de los salarios de los trabajadores los llevará a cerrar empresas (chantaje). La fuente de datos nos dice que desde el 2006 el ritmo de crecimiento de unidades productivas (variadas) han tenido un ritmo sostenido y acelerado, en sintonía por supuesto con la estabilidad económica y con el crecimiento de la economía. De 64 mil 632 unidades económicas registradas el 2005, crecieron a 350 mil en diciembre de 2018. Decir que en el esquema actual de la economía capitalista se cierran empresas es algo corriente, pues están sujetas a las variaciones del mercado y no a la planificación, son empresas que se abren y cierran en razón del mercado y no de las verdaderas necesidades de la población. Pero el ritmo de la apertura de nuevos emprendimientos desmiente categóricamente los pronósticos de los empresarios privados. Si tuvieran una pizca de razón, con la política de Evo Morales de reposición salarial de 372% a abril 2019, no quedarían entonces empresas privadas en Bolivia.

A todos y todas, a los trabajadores, a las regiones, a los sectores, al pueblo en general, nos interesa que se consoliden las empresas existentes, que se aperturen nuevas, que los emprendimientos sean exitosos, que tengamos cada vez mayores y mejores empresas nacionales, que exista más empleo, que dejemos atrás la pobreza y la dependencia. Nadie tiene la idea de sabotear la producción.

Mal estado de la economía

A julio-agosto  de 2019, previo a la conspiración y al golpe de Estado, cuando la matriz dominante en Bolivia era la estabilidad económica, social y política –aún en el marco de un capitalismo a la deriva–, decir que la economía nacional estaba mal, estancada, en desaceleración o algo parecido, no correspondía a la verdad.  La economía, durante la gestión del MAS, tuvo los mejores índices comparados con otros momentos de nuestra historia.  La economía boliviana, admirada por propios y extraños, sea de la academia o de la política internacional, está registrada los 13 años y más, en los informes, estadísticas y sistematizaciones de los organismos internacionales, estudiosos de la economía, universidades y centros de análisis económico. Solo los politiqueros de la derecha y los opinadores alquilados hicieron esfuerzos todo el tiempo por minimizar los grandes alcances en materia económica del gobierno de Evo Morales. Algunos cínicos que fueron parte de los gobiernos neoliberales buscaban deformar una realidad que ni sus aliados (organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) ocultaron, cual es que Bolivia por cinco años consecutivos fue el país que tuvo el mejor crecimiento económico de la región, llegando a un crecimiento promedio de 4.9% en toda la gestión gubernamental.

Es verdad que el panorama económico de Bolivia comenzó a modificarse luego del golpe de Estado de noviembre 2019 y los resultados del desmantelamiento del modelo económico del Proceso de Cambio comienzan a verse y sentirse.  Más la negociación salarial demandada por la COB se la hace en razón de la situación y condiciones de la gestión del 2019. Es decir, sobre la base de estabilidad económica lograda en esa gestión. Otra historia será para la COB y los trabajadores del país enfrentar sus demandas en el futuro próximo, después del descalabro que está provocando la oligarquía cruceña (financiera y terrateniente), sedienta de lograr los mayores beneficios en impuestos, cupos de exportación, perdonazos tributarios y demás. Dramática situación ya se comenzó a vivir agudizado por la pandemia del Covid-19, que nos arrastrará a una recesión que no podrán administrarla los golpistas.

Ahora bien, los empresarios privados, por sectores, hicieron conocer –antes de la cuarentena por el coronavirus– su determinación de congelar el SMN y ajustar el básico al tope de la inflación de la gestión 2019, que no llega ni al 2%. Esa ya es una posición. Por su parte, la COB tiene una demanda, al viejo estilo negociador criollo, de 15% al mínimo nacional y 10% al haber básico. Dentro los empresarios, hay algunos más atrevidos, como uno de la CEPB que sugirió que “técnicamente la cifra del nuevo incremento salarial debía haber sido 0% para ambos casos y así oxigenar un poco a las empresas”. Por si fuera poco, el Cebec de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), en un estudio sugiere que debería estar bajo la responsabilidad del Estado el pago de los bonos asociados a la natalidad y la indemnización equivalente a un salario por año de los trabajadores, mediante el argumento de que “con esa estrategia, firmas informales podrían transitar hacia la legalidad”. ¡Qué tal!

No sorprende que haya esas reacciones y mentalidad de parte del capital, de los empresarios. Por supuesto, todo nuestro respaldo en su exigente lucha contra el contrabando, en el fortalecimiento del mercado interno, en defensa de la industria nacional, contra los que patearon la escalera después de haber subido. Hay que acortar la brecha cada vez creciente entre los salarios medios nominales y los salarios medios reales.  Los trabajadores solo buscan que los empresarios compartan sus utilidades con los que realmente generan valor; que los trabajadores recuperen de verdad el poder adquisitivo de sus salarios, pues son ellos los que, como sujeto de la economía, dinamizarán la producción y el consumo, provocando un circuito virtuoso.

Frente a la recesión inminente, gigante problema tiene la COB, pues debe defender su propuesta salarial y, lo que es más importante, proteger los derechos conquistados en los últimos 13 años. La pandemia del coronavirus que ha agudizado la crisis del capitalismo y el derrumbe del neoliberalismo, será el escudo de los empresarios no solo para rechazar cualquier compensación salarial, sino mutilar salarios, empleos, derechos, dignidad y organización. ¡Al Estado le sacarán todo!

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Víctor Vacaflores Pereira Miembro de la Red de Economía Política


[1] El año 2019, el Salario Mínimo Nacional (SMN) alcanzó a 2.122 bolivianos (304 $us)

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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