Por Mariadela Villanueva
Enfrentar paralelamente al coronavirus y al imperio estadounidense, vinculados o no, requiere como mínimo una comprensión clara de la situación y la realización de esfuerzos colectivos extraordinarios para encararla exitosamente.
Comprensión y esfuerzos que hasta ahora nos han permitido mantener a raya el avance del coronavirus. Enemigo común que atenta contra la vida de una inmensa mayoría dispuesta a colaborar en lo que pueda para derrotarlo. Cosa que no sucede con los avances del hegemón, enemigo para unos, modelo y aliado perfecto para otros.
Lo cual, partiendo de que para luchar hacen falta un contra y un pro, nos obliga a trabajar sistemáticamente en ambos sentidos, tanto para lograr que la mayoría patriota comprenda quién es nuestro enemigo y cómo opera, como para definir con la mayor claridad posible las bases del modelo de sociedad alternativo y liberador que nosotros y el resto de los pueblos del mundo debemos construir. Temas que en Venezuela, pese a más de 20 años de agresiones que muy probablemente desembocarán en un enfrentamiento abierto, aún resultan confusos.
Sugiero aprovechar los foros que está realizando el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y los programas y declaraciones de quienes marcan tendencia para clarificar didáctica y coherentemente que nuestro enemigo no es el presidente Trump, sino los capos del sistema capitalista explotador y depredador empeñados hoy más que nunca en recuperar el control absoluto de los países periféricos para poder seguir teniendo una participación privilegiada en la acumulación total de capital y una presencia sustancialmente importante en el nuevo mapa geopolítico mundial.
Y si eso es necesario, más aún lo es clarificar cuál es el modelo que estamos construyendo o queremos construir: ¿Humanista y cristiano? Raro, pues el humanismo derivó de la necesidad de desmontar la figura de un Dios cruel e implacable, ideada por los capos de la iglesia para sustentar el dominio del poder divino sobre el terrenal. Desmontaje que después de mucha modernidad y libertad terminó confluyendo en un pacto de élites decididas a dominar desde el cielo y desde el suelo a los “parias de la Tierra”.
Humanismo muy diferente al esbozado por el comandante Chávez, desde la Agenda Bolivariana hasta su Plan para el período 2013-2019, centrado en anteponer lo humano a lo económico con miras a dar la mayor suma de felicidad posible a la población. Visión bolivariana que arranca con el pago de la deuda social acumulada y evoluciona hasta priorizar “el vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico…” en la definición y construcción de su futuro: la patria socialista.
Patria que obviamente tiene que adecuarse tanto a nuestros recursos, potencialidades y cultura, como a todo aquello que tenemos en común con la gran nación latino-caribeña. Sumemos pueblos, solos no vamos a ninguna parte.
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Mariadela Villanueva Socióloga