Por Guillermo Morillo
Antes de la eliminación del “patrón oro”, la base de las reservas internacionales era ese metal precioso. Cuando Estados Unidos , con sus socios del Grupo de los Seis (G-6), suprimieron este medio de reserva, cuyo objeto era determinar el precio de los signos monetarios nacionales, obligaron a los países a cambiar su oro, que era la base de las reservas internacionales, fundamentalmente por el dólar estadounidense. De tal modo que pasaron a tener el poder sobre el precio de los signos monetarios de todo el planeta.
A partir de allí, el precio de las monedas depende de esa divisa y cuando disminuían esas reservas, se devaluaban los signos monetarios de las naciones. Con esto crearon un potente instrumento de dominación económica. Por ejemplo, si algún país se les oponía, tenían una estrategia poderosísima para atacarlos. Convirtieron el sitio medieval o el bloqueo naval en un bloqueo financiero.
Actualmente, el método para determinar el precio de los signos monetarios nacionales depende de: 1) Las reservas internacionales de un país –en divisas de reserva–; y 2) El circulante –cantidad de dinero en las manos del público–. Ante la caída de las reservas internacionales de una nación, por efectos de la oferta y la demanda, se revalúan las divisas que sirven de reserva, y se devalúa, por tanto, el signo monetario de la nación.
Antes de que el neoimperialismo yanqui eliminara el “patrón oro”, el precio de la moneda de un país dependía del respaldo en ese metal que tuviera en las bóvedas de los bancos.
Por supuesto que tuvieron a bien obligar a los países del planeta a entregar su oro, incluso a robárselo. Como pasó con el oro venezolano, cuando la presidencia de Jaime Lusinchi, entre 1984 y 1989. Con la complicidad del Banco Nacional de Desarrollo (BND) se compraron los dólares que tenía el Banco Central de Venezuela (BCV) y el Gobierno se vio obligado a vender parte del oro que conservábamos; cuando se eliminó ese patrón teníamos la mitad en oro y la otra mitad en dólares. A consecuencia de eso, el gobierno adeco de Lusinchi quebró al BND. También está el recordado episodio del gobierno de Carlos Andrés Pérez, cuando lo obligaron a depositar el oro restante de las arcas del BCV en un banco inglés y de ahí que a la fecha este banco se apropió de las reservas del pueblo venezolano, pese a las innumerables peticiones de devolución.
Estos procedimientos se emplean para atacar los signos monetarios de los países, sean aliados o no del hegemón. En el caso de Iberoamérica aplicaron estrategias para destruir economías y luego, como consecuencia de ello, imponer los Programas de Ajustes Económicos (PAE), mal llamados «Consenso de Washington», porque son para todo el Orbe y no solo para América. Fueron “préstamos blandos” que, seguramente, ampliaron el dinero en dólar circulante de las naciones, ocasionando inflación e hiperinflación. Cuya posterior petición u obligación de esos países era aplicar “paquetes económicos”, que no son otra cosa que neoliberalismo y la sujeción los países al “nuevo orden económico internacional”.
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Guillermo Morillo Filósofo