Por Jhon Jairo Marín.
Rocío Navarro, Libeslay Bermúdez, Ximena Benítez, Alejandra Segovia, Celenia Arreaza, Argelia Silva más que reunidas por un estilo particular se enlazan por un sentido de la contemporaneidad y temáticas comunes. Con gran dominio de la palabra, el velado conversar, estas poesías atraviesan las fortalezas de la política, de la tierra o la terredad como señala Montejo, lo étnico, lo ecológico, la muerte, lo erótico, el amor, como también lo cotidiano, el detalle sencillo que adquiere peso y relevancia en el develamiento y registro de lo que está siendo y de lo vivido.
Esta experiencia que inicia en 2007se acerca a lo femenino del decir. Visión corpórea de mundo despojada de cualquier transcendentalismo, que a su vez se revela intimista y profunda, incluso despierta en la sensualidad de la mente ante el devenir de lo mundano, lo sentido, lo hecho, lo incluido. La insurgencia de la mujer en este lenguaje nutre con tonos subversivos los convencionalismos, los dominios de género, los silencios de las historias de las confesiones pequeñas de la vida.
Ximena Benítez se adentra en el corazón de las frescas y controvertidas imágenes del aparecer íntimo del horizonte: “la poesía es un círculo que como círculo es finito y como finito sin fin / extraño corredor lleno de voces que te alumbran / lleno de padres abuelos hermanos hijos / las cosas parecen nombrarte con sus ojos / las nubes no son nubes sino corderos de caracoles” (fragmento). En su poema el Zurcido Invisible se aprehende el sentido de esta finitud que se proyecta hacia todo lo otro, lo cercano y lo distante: “Para recomponer los tejidos / se debe saber /de qué tiempo es cada hebra / paciencia y fuerza / para unir los delicados hilos” (fragmento). Entre sus publicaciones se hace especial referencia a Temporales en Extramuros, Caracas: visiones visibles, Costuras de Familia.
En Argelia Silva se amalgaman los niveles insospechados de la abrupta división de las cosas. Los paisajes, los personajes, las plantas, lo huérfano, lo sentido tratado con indiferencia, en esta poesía se transforma en principal, se mira sin soslayo, palpita orgulloso de su angustia, de su soledad, de su puesta ante los ojos: “No quiero despertar / de este paisaje pleno de exuberantes verdes azul / de agua / por dentro por fuera / por todos los lados / de la vida / de la muerte” (fragmento). En la cercanía de lo que completa el mundo, borrado, apartado, se entraña el reconocimiento: “…Allí te vi de nuevo / en mitad del camino / esperando / el abrazo de agua / nos abrazamos / te besé / me dejaste colgar mi adolorida alma sobre tu fresca savia / Oh «Guayabo Hierro»” (fragmento).La Antología de Nadie es su referencia principal.
La palabra dura y austera de Celenia Arreaza envuelve su mirada en el aterrador torrente de lo rutinario, su prosa descarnada sujeta en el abismo del sentido, sin mascaras resuena como el eco de no escuchado, se percibe este ímpetu en La mudanza: “La opción es cambiar el sofá por la butaca del cine. / Se repite la película una y otra vez. /El minotauro es el guardián del laberinto. / Tiro el boleto y vendo los muebles, para escapar de mi destino.” (fragmento). Esta fisonomía del instante deslumbra su fuerza, su inevitabilidad, su contundencia en la lucidez de su presencia: “La araña teje hasta el último orificio de sus pensamientos. / Hilvana dudas y certezas una y otra vez. / En la antigua mecedora se columpia la demencia de la abuela / Desde la tela oculta en el rincón, la araña lucha por salir de su diseño.”(fragmento). Así también se percibe en su Amor Culinario: “Haces de mi tu sopa, / El manjar de tus contradicciones /Exprimes el jugo de mi dignidad / Picas en trocitos las metáforas con las que tu cuerpo recorrí /Y sin embargo /Quiero beberte, / engullirte, saborearte” (fragmento). Ha publicado Horizontes sin fronteras, LX poemas de arenas y Re-tratos,
La voz de Alejandra Segovia transcurre en conexión con los disimiles aspectos del lenguaje, la creación y el exterior. Con arraigos conversacionales como testimonio de experiencias y aproximaciones a los otros, su huella se decanta por el decir directo, pausado, sin olvidar tropos y recursos literarios: “¿Cómo alcanzar la quietud entre la pena persistente del recuerdo? / Tapiar mis ojos a su rostro / detener y cortar la insistente línea / del pensamiento recurrente / su gesto suspirando en mí / Limpiar el baño una y otra vez / después la cocina” (fragmento), en este poema ¿Cómo olvidar? se marca el hablar de sí – ante lo otro, este decir de otros – ante sí, sin olvidar condiciones propias de la poesía como lo vemos en esta anáfora del mismo poema: “Nuestra serenidad cimentada / en el ejercicio constante del olvido / fortalecida entre escarceos y miradas / nombrada buscada / en el acercamiento sentido de los otros / Nuestra serenidad como un trofeo después de la caza / como el olor del pan recién hecho / convocándonos a recogernos en casa” (fragmento). Su poemario Entre la miel y el látigo condensa su obra.
Desde distintos ritmos Rocío Navarro invita a leer en el fuero interno que revelan sus textos: Puertas Abiertas y Aljibe. En su poema III se puede respirar la atmósfera dinámica de la creación, del descubrir lo inmediato, lo instintivo, de lo que se repite como diferencia: “Bebo cosas como / nubes alas / recuerdos/ los colores de algunos ojos que me enloquecen / tornillos frappes / los poemas y sus frases / un café amanecido / y el agua insostenible de esta madrugada.”En esta poeta, se deja sentir también el devenir de la nostalgia, lo que no pertenece, la ausencia indolente: Busco la quietud / para escucharte a solas / incluso / lejos de mí.” En diversos tonos el matiz agridulce de lo que se depara para cada uno: Me busco en la lateralidad de la hoja / en esa parte de ella que es tan solo una línea”.
Lisbelay Bermúdez invita a recorrer la difícil condición del estar en el ahora, en las raíces fugaces de la contemporaneidad, el estar en el todo presente sin pertenecer a él, y a su vez imposible de aprehender, de ser tomado, no se consigue estar, entonces se está fragmentado, dolido, deseoso, expectante, sin descanso: “A veces / Consigo / librarme de tu ausencia / Y apareces entonces: / Ave perfumada / Rocío brillante / Pastel rojo y congelado / Caballo prensado de crin ardorosa” (fragmento). Esta configuración inclina al deseo, erotiza lo deseado, seduce lo alejado, se sacia y se vacía en un juego perpetuo de líneas que se cansan y se reinventan en la espera: La crisálida se rompe / La luz duele hasta en los poros / Pero aguza los sentidos, los nervios / Los ojos que nunca han visto / Se abren perplejos / Para siempre parecería… / De tan abiertos / Que el vuelo me pertenece / Con todos sus colores.”En laderas semánticas, encontramos notas abrigadas que interrogan por ese desgarramiento primario, fortuito, inconmensurable: “¿la poesía…? me recuerda que nunca he salido del cosmos y que soy un espectro perdido vagando en la tierra” (fragmento). Escritora de siete obras: Insectos en el Paraíso, Juegos de Guerra, Fábula del Pájaro oscuro, Aproximación al adiós, Mineral Profundo, Como si todo fuera para Siempre y Un perro en la Ventana.
Soportes éticos, políticos, solidarios, lúdicos sostiene este gran encuentro.