Claves para entender las amenazas a la seguridad de la Revolución bolivariana

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Por María Fernanda Barreto

A modo de aclaratoria inicial, este no es un artículo de opinión, es más un intento por hacer un ejercicio metódico de análisis situacional que contribuya a asentar nuestro juicio de realidad y permita romper con la tendencia, generalmente malintencionada otras veces simplemente producto de la mediocridad o la premura, de realizar análisis incompletos y descontextualizados, fragmentando la realidad. La consecuencia de ese modo de análisis es que muchas veces se contribuye a la saturación de información e incertidumbre, o se permiten conclusiones como sacadas de un sombrero que suelen favorecer al poder hegemónico que es, en este caso, actor fundamental del conflicto.

Plenamente consciente de lo difícil que resulta su lectura completa dada su extensión, he decidido colocar la hipótesis luego del contexto, para que sólo quien tenga interés en profundizar y evaluar las razones que conducen a tal hipótesis realice su lectura completa. También es recomendable leer el análisis anterior del 22 de enero del 2019 porque en él se encuentra información básica que aquí se da por entregada y no se repite.

Sin duda, el análisis geopolítico tiene algo de ciencia social pero sobre todo tiene algo de estudio de probabilidades e intuiciones, por lo que nada de lo que aquí se concluye debe ser tomado como una “predicción” sino como una “probabilidad”. A menudo, medio en serio y medio en broma, diré que para hacer un análisis geopolítico completo hasta el someter las variables al azar puede resultar válido.

El contexto

En Venezuela continúa en desarrollo un intento de golpe de Estado que dada la derrota interna que ha sufrido comienza a perfilarse más bien como el detonante de una agresión militar de tropas extranjeras contra el país.

Han pasado casi dos semanas desde la autoproclamación de Guaidó en una plaza pública en un acto completamente írrito y sin precedentes en la historia venezolana que configuró el inicio del golpe de Estado. Rápidamente la acción desestabilizadora fue respaldada por Estados Unidos, los países subalternos del continente americano y algunos países europeos que fueron paulatinamente manifestándose. Por supuesto, también se sumó el Estado sionista de Israel, quien desde el año 2006 tiene una afrenta contra Venezuela ya que el presidente Chávez decidió romper relaciones diplomáticas con este “Estado” a raíz de la operación “Plomo fundido” contra Palestina y denunció públicamente al sionismo como genocida, además de establecer alianzas con sus enemigos históricos como Irán y la propia Palestina.

Los organizadores de esta acción contra el Gobierno venezolano fueron el vicepresidente estadounidense Mike Pence, el secretario de Estado Mike Pompeo, el senador Marco Rubio y el asesor de Seguridad Nacional John Bolton. Los objetivos económicos de esta acción no fueron ocultados y desde las apetencias por el petróleo –que fueron expresadas por Bolton– , hasta las ganancias esperadas por “la reconstrucción” que según Francisco Santos beneficiarían al Gobierno de Colombia, pero sobre todo a su oligarquía, fueron ya públicamente asumidas.

Hay que recordar además que Venezuela posee una ubicación geoestratégica, una infraestructura portuaria importante en el Lago de Maracaibo, unos de los depósitos mundiales más grandes de oro y coltán, el octavo depósito de gas más grande, abundantes tierras raras, diamantes, agua y territorio amazónico –con toda la biodiversidad que eso implica–. El despojo de una o todas esas riquezas bien vale una guerra a los ojos de los países del Norte.

Colombia continúa posicionándose como el país que asumirá en el terreno la acción militar contra Venezuela, pero en el discurso dado ayer por Donald Trump, en el que enmarcó su reconocimiento al autoproclamado Juan Guaidó, estableció una relación directa entre el socialismo venezolano y el peligro de que el socialismo se establezca en los EE.UU., y esto puede cambiar el curso de lo planeado. Esta vinculación es muy importante porque regresa el discurso imperialista a la época de la Guerra Fría.

La hipótesis

Trump ha evocado en la ONU la doctrina Monroe y ahora recupera el discurso de la Guerra Fría;  ambas doctrinas se vinculan a través del “destino manifiesto”. El peligro que subyace en este “Discurso sobre el Estado de la Unión”, que diera el pasado 5 de febrero, es que la renovada contradicción entre socialismo y capitalismo, junto al temor expresado de que el centro del imperio capitalista “se contagie”, puede justificar un cambio en la estrategia contra Venezuela, de guerra de aproximación indirecta a una acción directa de los EE.UU. sobre el país bolivariano.

Sin embargo, el Gobierno colombiano y su correlato (los poderes fácticos que controlan la economía y la política nativa) continúan siendo, dentro de todos los planes, la punta de lanza de cualquier acción. Por razones que aquí trato de esbozar. Los grupos de paramilitares colombianos y el mercenariato cooptado dentro de Venezuela se centrarían en el control territorial del lago de Maracaibo y las ciudades de Caracas y Maracaibo, en las que bastaría con instalar el caos. Otro nuevo intento de disturbios se prepara para el 12 de febrero con menos participación de civiles opositores, y más participación de personas jóvenes contratadas en los barrios populares, así como sicarios y delincuentes entrenados para tal fin.

La entrega forzada de “ayuda humanitaria” es la cobertura de las próximas operaciones militares en la frontera. Según las variables manejadas entre el informe anterior y éste, las posibles zonas de incursión desde Colombia se ubican entre Las Delicias, Estado Táchira, y Casigua el Cubo, Estado Zulia. Especial atención merecen Ragunvalia donde se han estado recibiendo informaciones de movimientos anormales de tropa colombiana y el puente binacional Tienditas, que aún no ha sido habilitado pero por donde podría realizarse la operación de entrada de la supuesta ayuda, ya que algunos medios locales de Cúcuta señalan ese sector como el de ubicación final del centro de acopio.

La oposición no ha logrado quebrar a la FANB ni a ninguna otra institución del Estado. Guaidó no tiene ningún de poder real dentro del país, más allá de los comerciantes de la pequeña y gran burguesía. El Gobierno interino simplemente no existe dentro de Venezuela.

El llamado a elecciones de la Asamblea Nacional puede renovar la legitimidad de la Revolución bolivariana.

Si la presión de los Estados Unidos continúa sin ceder al escenario nacional que le es desfavorable y al internacional que aboga por el diálogo, sería esperable que entre marzo y agosto del 2019 éste accione con su Fuerza Aérea y sus corporaciones militares privadas en el terreno. Colombia sumaría a su terrible historial de guerras una agresión militar al país bolivariano, como vanguardia de una acción internacional a la que paulatinamente podrían irse sumando otros actores como Ecuador, Perú y Brasil (a través del Amazonas, recordar base móvil de Tabatinga), y probablemente la Fuerza Aérea de Chile.

Estados Unidos no necesita justificarse con su población habituada a las guerras “en nombre de la Libertad”, pero el Estado colombiano necesitará una operación de bandera falsa que mitigue el alto costo político que esta guerra ocasionaría no sólo al Gobierno sino a todo el Estado.

Las razones para esta hipótesis se exponen en el primer análisis situacional del 22 de enero de 2019 y en lo restante del presente documento.

El escenario actual

Las marchas y concentraciones convocadas por la oposición y por el chavismo han tenido mucha participación. Aunque es necesario señalar dos cosas: primero, que estas marchas y concentraciones a favor del presidente Maduro han sido muy superiores en número de participantes, pero a la vez han sido invisibilizadas o minimizadas por los medios internacionales; segundo, que tanto las dos grandes marchas opositoras como las pequeñas concentraciones opositoras en diversos sectores de Caracas han contado con la participación de jóvenes de extracción popular que han sido contratados para generar violencia, por lo que salvo la concentración del 2 de febrero convocada por la oposición, todas sus demás acciones han terminado por generar disturbios de diferente nivel.

Situación general de la agresión en el ámbito diplomático: la situación de Venezuela  se encuentra en el centro del debate internacional. Esto complejiza aún más la situación interna pero a la vez da más oportunidades de soluciones diferentes al conflicto militar.

Los organismos multilaterales se han dividido.  Guaidó no logró la aprobación mayoritaria ni siquiera en la OEA, tradicionalmente dominada por Washington,  mucho menos en la ONU, que es el más grande organismo multilateral del planeta. Además, EE.UU. fracasó en el Consejo de Seguridad, donde dos de los cinco países con derecho a veto se plantaron firmes  ante las pretensiones imperialistas, así como la mayoría de los países que pidieron participar de la discusión que sin embargo no planteaba ninguna resolución. Aún así, el veto de uno sólo de los cinco países con derecho a veto impide cualquier resolución y la jornada terminó en una simple derrota diplomática para Trump, quien de todos modos ha pasado por encima de las resoluciones de este consejo con anterioridad.

Hasta el momento, el éxito diplomático de Guaidó es el de haber logrado el reconocimiento de ese grupo ad hoc para atacar al Gobierno bolivariano llamado “Grupo de Lima”, en el que Venezuela obtuvo un gran triunfo al anunciarse el disenso del nuevo Gobierno mexicano. El reconocimiento del golpista se ha dado en una veintena de países de la Unión Europea (UE) y obviamente de EE.UU. y sus países satélites. Sin embargo, la resolución de la UE tampoco satisfizo las expectativas de EE.UU. y mucho menos de la derecha venezolana, quienes ven cualquier opción de diálogo como una ganancia para el actual Gobierno del presidente Maduro, y en este sentido han tenido una gran derrota también en el Vaticano. De vital importancia es señalar el rechazo de Caricom, la Unión Africana y sobre todo el de las dos superpotencias emergentes, China y Rusia, quienes condenaron el intento de golpe, instaron a los EEUU a no intervenir militarmente y reafirmaron su reconocimiento del Gobierno de Nicolás Maduro.

Los pronunciamientos de los Partidos Comunistas de España y Portugal en contra del reconocimiento hecho por sus respectivos gobiernos a Guaidó van a traer consecuencias reales para la estabilidad de ambos países, con mayor fuerza en Portugal. También la presión de la izquierda italiana determinó el pronunciamiento de su Gobierno.

Guaidó ha nombrado embajadores y embajadoras en los países que le han reconocido. Pero quienes fueron designados anteriormente por Nicolás Maduro no se han retirado de aquellos países ni han abandonado las embajadas. Fuera de la funcionalidad económica de estas embajadas ad hoc de la derecha, y su aporte para legitimar las expropiaciones de bienes venezolanos en el exterior, el Gobierno de Juan Guaidó es sólo virtual, por lo que ni siquiera está en capacidad de ofrecer servicios consulares que son la principal tarea cotidiana de las representaciones diplomáticas. Los gobiernos que han reconocido a estas representaciones paralelas se han colocado en una muy incómoda situación que podría obligarlos a violar la convención de Viena y otros acuerdos internacionales o a simplemente solidarizarse con el ridículo internacional de un gobierno inexistente. Al no lograr mayoría en la OEA ni en la ONU, las representaciones que pretendió imponer Guaidó en estos organismos simplemente tuvieron que abandonar sus aspiraciones.

La entrega forzada de “ayuda humanitaria” se convierte ahora en la mayor amenaza a la soberanía y aquí también la derecha latinoamericana y su líder Donald Trump han tenido un importante revés al recibir la negativa de la Cruz Roja a participar de dicha entrega. Aunque opinadores de la derecha mundial han justificado esta decisión diciendo que el Comité Internacional de la Cruz Roja se niega a participar en la operación por una supuesta falta de consenso entre las partes. La realidad es que no lo hará en virtud de que el verdadero presidente de Venezuela no la acepta y dicho comité no se activa sin aprobación expresa de las autoridades del país beneficiario.

En cuanto a la diplomacia de los pueblos, la polarización de la situación política se ha agudizado internacionalmente, entre quienes reconocen el Gobierno de Nicolás Maduro y quienes reconocen al autoproclamado Juan Guaidó. Los puntos medios han terminado por decantarse en alguna de las dos posiciones y la contradicción fundamental se ubica ahora entre quienes defienden la soberanía venezolana y quienes aprueban el tutelaje y la intervención de EE.UU. en los asuntos internos del país. Esta polarización resulta favorable para el actual Gobierno, pues suma sectores que no necesariamente apoyan ideológica o programáticamente el actual Gobierno del presidente Maduro, pero que convocados por el antiimperialismo o el más básico respeto a la soberanía de los países, toman partido por defender el orden constitucional. Ahora que Trump ha reenmarcado el conflicto como una evocación a la Guerra Fría es de esperar que el apoyo popular internacional  hacia la Revolución bolivariana crezca.

En Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha hecho público el día de ayer su posición exigiendo al Gobierno de Colombia no involucrar al país en una violación de la soberanía venezolana, y movimientos sociales de distintas corrientes e incluso líderes de centro que hasta hace poco se inhibían de pronunciarse de algún modo a favor del gobierno venezolano,  han comenzado a alzar su voz para impedir este conflicto en ciernes.

El Gobierno bolivariano confirmó su asistencia al intento de mediación planteado por Uruguay y México, al que ya se sumaron el denominado “Grupo de Contacto” de la UE, Caricom, Bolivia, Ecuador y Costa Rica. Pero Juan Guaidó dijo que no asistirá a dicha convocatoria, dándole la espalda a la diplomacia de paz aún cuando su situación real es desfavorable. La derecha venezolana está trancando el juego pero le es imposible cantar jaque, resulta difícil pensar que esta actitud pueda ser bien intencionada y responda al interés de las mayorías del país.

Operaciones enemigas que se vienen desarrollando contra Venezuela: Vale la pena reiterar la importancia de entender la modalidad de la guerra actualmente y en particular la que se está aplicando contra Venezuela. Ésta es una modalidad sumamente compleja, no sólo por el hecho de ser una guerra híbrida, multifactorial, sino por el hecho de que actualmente las guerras son una ganancia en sí mismas, y resulta secundario si se ganan o se pierden porque la lógica del “ganar ganar” se ha instalado en ellas. La guerra es una empresa lucrativa. Además, reiteramos, la doctrina Bush se planteó la guerra infinita como la nueva modalidad de guerra imperialista que facilita la hegemonía a través de la caotización.

  • Operaciones psicológicas

En esta guerra hibridizada, las operaciones psicológicas que se realizan por definición antes, durante y después de la incursión militar en un territorio, tienen importancia estratégica y no sólo táctica. Tradicionalmente el objetivo de estas operaciones era desmoralizar al oponente, legitimar la acción y difundir el miedo. Estos objetivos tradicionales no se han abandonado del todo y son los planteados sobre todo en las operaciones psicológicas dirigidas a la FANB, pero en esta modalidad de guerra cuyo objetivo es caotizar, esos objetivos son ahora secundarios. El más grande objetivo es saturar de información a la población, información verdadera, información falsa, opiniones de muy distintas índoles, todo lo que permita dificultar el análisis lógico del escenario y confundir hasta generar la pérdida del juicio de realidad en lo que llaman el “público objetivo”.

Aquí hay que aclarar que este público es todo el pueblo venezolano sin distingo de su inclinación política, lo cual es muy importante porque llega a ser necesario para la estabilidad del país, incluso proteger a la población opositora de estas operaciones.

  • Ataque mediático

Los funcionarios del Gobierno estadounidense, incluyendo al propio presidente Trump, han asumido la batuta de las declaraciones altisonantes, amenazantes e intimidatorias para presionar al presidente Maduro. Las corporaciones mediáticas de EE.UU., Europa y particularmente las colombianas y españolas, se han convertido en las principales agencias de creación y difusión de  propaganda, fake news y análisis de “expertos y expertas” para sostener el esperpento jurídico del autoproclamado y amenazar con la entrega forzada de “ayuda humanitaria”, a la vez que procuran justificarla. La cobertura mediática de las manifestaciones públicas a favor y en contra del presidente Maduro ha sido tendenciosa y la derecha nacional e internacional continúa en el error de negar la capacidad de movilización del chavismo.

La oposición vuelve a colocar un “día D” en los medios. Esta vez se trata del 12 de febrero, día de la juventud. Pero el verdadero «día D» puede estar signado desde que EE.UU. decidió dictar sanciones directamente contra PDVSA, pues el petróleo venezolano sigue siendo fundamental para un país cuyo déficit diario se ubicó en los diez millones de barriles en el 2018. El crudo invierno del Norte implica mayor demanda de combustible, Colombia realizó la semana pasada su primer aumento del año en el precio de los combustibles y es previsible que este año realice  más en virtud de que la disminución de su capacidad de autoabastecimiento se agravaría a mediados de año, según informe de su Procuraduría. La urgencia que pueda generarse a raíz del cese de envíos de crudo desde Venezuela hacia EE.UU., puede obligar a una pronta solución, que bien puede incluir flexibilización del bloqueo o la apropiación indebida del petróleo venezolano.

  • La fragmentación territorial como táctica

La caotización de un país que facilite el despojo de sus riquezas a manos del imperio capitalista implica la disolución de su Estado o al menos el convertirlo en lo que llaman un “Estado fallido”. Uno de los elementos para ese fin es la fragmentación del territorio.

En el caso de Venezuela ha comenzado a difundirse en los medios el mapa de Venezuela sin el territorio Esequibo, como si el reclamo hubiese cedido o hubiera tenido alguna resolución distinta a la que posee. Lo que permite pensar que la renuncia a ese reclamo es parte de lo pactado entre las corporaciones petroleras y la derecha venezolana. Específicamente deben encenderse las alertas sobre un posible convenio entre el autojuramentado y la corporación petrolera Exxon Mobile, quien posee acuerdos ya firmados con el Gobierno de Guyana que incluyen el territorio Esequibo.

Del mismo modo, continúa siendo indispensable para EE.UU. y la derecha regional fortalecer el control territorial del paramilitarismo colombiano y sus fuerzas aliadas en la media luna. En cambio, necesitan generar caos en Caracas y Maracaibo para garantizar el control político pero a la vez deben lograr que la situación de guerra no les impida el uso del lago de Maracaibo como puerto de salida de sus mercancías –lícitas e ilícitas– así como la entrada de insumos para su ocupación.

Dos grandes corporaciones militares privadas (CMP) merecen atención: la renacida Blackwater, cuyo fundador Erick Prince es asesor  financista de la campaña de Donald Trump. Blackwater tiene una larga tradición en Medio Oriente, y aunque durante un tiempo bajó su perfil cambiando su nombre a “Academi”, debido a las graves denuncias por violación de DD.HH. en el Medio Oriente y perdió algunos clientes importantes, ha sido revivida recientemente por Trump, quien estuvo dispuesto a contrariar a sus más importantes asesores militares para dejar en manos de esta compañía la presencia en Siria. La otra CMP es Dyncorp, quien  actualmente es, hasta donde se sabe, la más grande corporación que contrata mercenarios en Colombia para Yemen y otros lugares del Medio Oriente.

Algunas otras informaciones claves que pueden afectar el curso de los acontecimientos a partir del escenario actual.

  • Estados Unidos podría compensar la superioridad aérea venezolana involucrándose directamente en el conflicto con su poderío en esa área. Lo que es de esperar tendría una respuesta que involucraría además de la aviación venezolana, al menos a Rusia como nación aliada con amplio poderío aéreo. Pero ninguna guerra se resuelve desde el aire. El combate en el terreno siempre es necesario para controlar territorio, es aquí donde la tropa colombiana sigue teniendo un papel protagónico, aún cuando se concretara esa acción directa. Como se dijo en el análisis anterior, además del pie de fuerza de las FF.MM. de Colombia, que son alrededor de 500.000 efectivos en su mayoría con experiencia en combate irregular, cuenta con los grupos paramilitares, las bandas delictuales venezolanas –que han sido reestructuradas por la influencia paramilitar colombiana en algunas zonas de frontera y los barrios de las grandes ciudades–, el sicariato
    –mercenariato de la economía informal–, y las contratistas militares privadas que operan en la frontera entre ambas naciones, las cuales también fueron ubicadas en el análisis anterior, en bases militares colombianas y corporaciones minero energéticas que funcionan en la frontera con Venezuela. Desatado el conflicto, el propio Elliott Abrams
    –quien fue designado como enviado de los EE.UU. para la democratización de Venezuela– se encargaría de reeditar las mismas técnicas de financiamiento que dirigió en Nicaragua en 1980, contando para ello con los carteles de la droga mexicanos, colombianos y brasileños que controlan la producción y exportación de cocaína desde Colombia (el mayor productor y exportador de droga del mundo), así como con la mafia del contrabando de armas que opera en Colombia. En ese plan se incorporaría Bolsonaro con la promesa de disponer de una fuerza de paz de las fuerzas militares de Brasil de 2.000 soldados, para resguardar unas  elecciones presidenciales, una vez lograran sacar al presidente Maduro del poder.
  • La «ayuda humanitaria» como táctica intervencionista se construyó sobre la base de los informes de la oposición venezolana, quienes aseguraron que en tanto el presidente Maduro la rechazara se generaría una rebelión popular y militar. Por ello han comenzado a decir que esta ayuda no se entregará en Colombia, cerrando las puertas a quienes podrían haber pensado cruzar la frontera para acceder a ella. Esto evidencia que la oposición venezolana sigue mal informando a los EE.UU. y generando falsas expectativas en sus propios adeptos.
  • Las declaraciones de Francisco Santos (actual embajador de Colombia en Washington, exvicepresidente de Uribe y primo de Juan Manuel Santos) desde Cúcuta, en las que con una inocultable sonrisa anunció que “la reconstrucción de Venezuela” sería un gran negocio que convertiría a esa ciudad en un polo de desarrollo, dejó en claro otra de las apetencias que están detrás de esa intervención que pretenden enmascarar tras la fachada del humanitarismo.
  • Junto a Pacho Santos se encontraba Howard G. Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo, por quien se generó el despliegue de seguridad en Cúcuta la semana pasada, que creo varias alertas falsas en las redes sociales. Este hombre ofreció apoyar la “acción humanitaria” a través de su fundación. La fortuna de los Buffet proviene de las inversiones, entre ellas los bonos del Estado de Israel a quien Gerard Buffet, padre de Howard, decía amar. Este último, por su parte está vinculado al agronegocio, fue parte de la junta directiva de Coca-Cola y hace un año aproximadamente visitó la base Tolemaida con el presidente Santos –la base militar estadounidense más grande ubicada en Colombia –. Es fácil deducir que sus intensiones distan de la filantropía.
  •  El anuncio solapado de los 50.00 soldados, causó mucho rechazo en Colombia y ha empujado a movimientos sociales a la calle para exigir que el país no se involucre en una guerra contra Venezuela y a exigir el respeto a la soberanía venezolana. A esto se suma el pronunciamiento hecho por la guerrilla más grande del país (ELN) en ese mismo sentido. Por ello el Gobierno colombiano se empeña ahora en enmascarar sus acciones tras la bandera del “plan de ayuda humanitaria”.
  • Las fuerzas militares colombianas en cambio parecen ávidas de involucrarse en esta acción, subestimando a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y las milicias.
  • Si Trump no se involucra en una acción militar contra Venezuela este año, difícilmente lo hará para el siguiente, cuando sus posibilidades de reelección se encuentran seriamente amenazadas.
  • El viaje de Duque a reunirse con Trump en Washington el próximo 13 de febrero, sería para afinar el plan contra Venezuela.

Situaciones desfavorables para Venezuela en el contexto actual

  • Continúa el contrabando de extracción de alimentos y de combustible.
  • Nada indica que la invasión del territorio venezolano por parte de grupos paramilitares colombianos y mercenarios se haya detenido. Las organizaciones paramilitares y el mercenariato continúan presentes particularmente en Táchira y Zulia (incluyendo barrios de Maracaibo y San Cristóbal), Mérida, Barinas, Trujillo, Aragua, barrios de Caracas (esto incluye Municipio Sucre y Estado Miranda), Estado Sucre, Bolívar y Amazonas.
  • La salud física y psicológica de la población venezolana continúa siendo afectada a pesar de los esfuerzos del Gobierno y el poder popular. Aunque hay que destacar que en relación al número y la diversidad de operaciones psicológicas desarrolladas por el enemigo, el pueblo venezolano ha demostrado en general un altísimo nivel de resiliencia.

Situaciones favorables para Venezuela en el contexto actual

  • Las nuevas medidas cambiarias están generando un desequilibro entre el dólar paralelo y el DICOM, que está favoreciendo en este momento a la economía venezolana.
  • La lealtad de las FANB a la Constitución y al Ejecutivo continúa siendo mayoritaria y su peso en la estabilidad es fundamental.
  • Finalmente, la invasión del paramilitarismo colombiano sobre el territorio nacional ha sido cada vez más develado y desde hace unos años se ha comenzado a asumir desde las instituciones del Estado venezolano y desde la opinión pública en general que  ese proceso es un peligro real que forma parte de la guerra contra la Revolución bolivariana. Estos grupos no han logrado el  control territorial de la frontera colombo-venezolana y particularmente siguen sin lograrlo en toda la media luna que rodea al lago de Maracaibo.
  • En la gran Caracas, la legitimidad del chavismo persiste y se mantiene la movilización popular por acción del PSUV y partidos aliados. Esto sumado a la presencia de algunos colectivos revolucionarios que ejercen control territorial en sus comunidades han logrado fortalecer el control del Gobierno sobre la ciudad capital.
  • El Art. 173 de la Constitución Política de Colombia reza que el presidente debe someter a aprobación del Senado el tránsito de tropas extranjeras y cualquier declaración de guerra a otra nación; esto no ha sucedido y es muy probable que de hacerlo no sea aprobado. El costo político de hacerlo pasando por encima de la legalidad puede ser demasiado alto para un Gobierno tan impopular como el de Iván Duque.
  • La diplomacia golpista y guerrerista del actual Gobierno uribista puede generarle un grave revés a mediano plazo en el concierto internacional. Si Colombia se aventura a promover la primera guerra entre Estados latinoamericanos del siglo XXI, se alejaría aún más la paz de Colombia. También sin duda se perjudicarían Venezuela y Latinoamérica entera. Únicamente ganarían las economías privadas trasnacionales (incluyendo la del narcotráfico) y EE.UU.
  • Con el pasado atentado del ELN en Bogotá se hizo aún más palpable que el involucramiento de las FF.MM. de Colombia en un conflicto internacional podría debilitar aún más el control del Estado particularmente en el centro y sur del país, abriendo nuevas brechas a las organizaciones revolucionarias; de esto son conscientes y temerosos algunos sectores de la clase dominante colombiana.

Nuevas y viejas recomendaciones finales

  • Las actividades artísticas y culturales que transmitan tranquilidad, alegría y esperanza son herramientas fundamentales para la resistencia psicológica contra las operaciones enemigas y deben desarrollarse en todos los espacios, incluso los sectores calificados como opositores.
  • Deben fortalecerse los equipos de contrainteligencia estatales y también los populares; deben abrirse canales de comunicación de fácil acceso para que la información fluya desde las comunidades hasta los cuerpos de inteligencia del Estado, porque las redes de inteligencia social son las más útiles en la guerra irregular que estamos enfrentando.
  • Optimizar al máximo el apresto operacional de la Milicia Bolivariana.
  • Las Comunas deben consolidar el control sobre sus propios territorios desde la visión de la defensa integral de la Patria, que incluye el desarrollo de la soberanía agroalimentaria, la educación, la cultura y la seguridad desde la óptica de la lucha no armada y la inteligencia social.
  • El pueblo debe atender el llamado a seguirse incorporando a la Milicia Bolivariana y conformar en cada comunidad las Unidades Populares de Defensa Integral.
  • El Estado debe enfrentar con más decisión la incursión y asentamiento de grupos paramilitares colombianos en el territorio nacional, haciendo énfasis en los señalados en este análisis, y continuar impidiendo la acción de grupos generadores de violencia vinculados a la oposición venezolana que se han imbricado con ellos.
  • Es estratégico incrementar las fuerzas en defensa de la soberanía sobre el lago de Maracaibo y todas sus costas, que incluyen a los Estados Zulia, Mérida y Trujillo.
  • El Estado venezolano debe continuar enfrentando el avance del narcotráfico y los negocios relacionados con él: contrabando de extracción de combustible y alimentos, trata de personas, juegos de azar, entre otros.
  • Pueblo, Gobierno e instituciones del Estado en general, deben dar prioridad a la defensa del derecho de Venezuela a vivir en paz. Esto implica una lucha real contra cualquier forma de xenofobia contra las comunidades de migrantes que viven en el país y contra los hombres y mujeres que han emigrado de Venezuela. El discurso correcto para enfrentar la xenofobia es el bolivariano y de clase.
  • El Gobierno debe generar planes para promover actividades económicas lícitas en las poblaciones de la frontera, particularmente las zonas limítrofes de Zulia, Táchira y Apure, para contrarrestar las economías paralelas.
  • Activar a la comunidad migrante colombiana que vive en Venezuela y que se identifica con la Revolución bolivariana, ya que dentro de esa comunidad migrante existe un acumulado histórico muy valioso que está dispuesto a colocarse en defensa de Venezuela ante un ataque del Gobierno colombiano, como quien ha realizado este análisis.

La conclusión anterior se repite

Hace ya varios años que el pueblo venezolano, su Gobierno y su Fuerza Armada resisten una guerra imperialista hibridizada desde una estrategia de guerra popular prolongada de la que no necesariamente ha sido consciente. Esta batalla la ha librado incluso desde el espacio más privado que ha sido la resistencia íntima, personal y familiar al desabastecimiento, la inflación y la violencia que en varias ocasiones ha impuesto la oposición en las calles. Si se toman las medidas correctas y se fortalece la unidad, nadie podrá imponer la violencia por sobre el derecho de Venezuela a la autodeterminación, la soberanía y sobre todo a la paz.

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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